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#ColumnaInvitada | Compromiso democrático

La defensa de la democracia mexicana también se debe realizar desde el interior del INE, cumpliendo cabalmente con las atribuciones que la ley nos ha conferido.
lun 10 abril 2023 06:00 AM
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Desde el pasado 4 de abril tenemos la cuarta integración del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) que pasará a la historia por diversas razones, quizá la más importante sea que tenemos a la primera mujer presidenta, así como la excepcional designación vía insaculación. Sin embargo, hay un debate poco perceptible relativo a la renovación de la Junta General Ejecutiva y al cambio de titular de la Secretaría Ejecutiva.

Hay que recordar que el 3 de marzo pasado se publicó el boletín número 63 del INE en el que se dio a conocer que integrantes de la Junta General Ejecutiva habían presentado su renuncia con carácter de irrevocable al entonces Consejero Presidente y, por otro lado, quien ocupaba la Secretaría Ejecutiva anunció su renuncia en una conferencia de prensa el 28 de marzo.

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Aunque el boletín 63 parecía darle preeminencia a la figura de la presidencia en la consideración de las renuncias (refirió que “las renuncias se daban en pleno acuerdo con el Consejero Presidente”) y en la renovación necesaria de la Junta General Ejecutiva ante las renuncias masivas (el boletín habló de permitir que la nueva presidencia hiciera propuestas), el nombramiento de esos cargos recae en el Consejo General del INE, y al ser nombramientos que requieren de la votación calificada para ser aprobados, es necesario el consenso entre las y los Consejeros Electorales, tal como sucedió en 2014 y 2020 para designar y reelegir al Secretario Ejecutivo del INE.

El 6 de febrero de 2020, en el Consejo General aprobamos la designación de Edmundo Jacobo Molina como titular de la Secretaría Ejecutiva por un segundo periodo de seis años, decisión que tomamos con base en el buen trabajo técnico que había venido desempeñando, desde luego pensando también en que las elecciones de 2021 y 2024 fueran acompañadas de una persona con experiencia probada, pero sobre todo porque la Constitución nos permitía ratificarlo.

Sin embargo, la reforma legal conocida como “Plan B” incluyó un artículo transitorio para que en el momento en el que el decreto de reforma fuera publicado, el Secretario Ejecutivo cesara en sus funciones.

Frente a tal determinación, en el INE cerramos filas en su defensa, pues consideramos que se trataba de una previsión legal inconstitucional al ser una norma dirigida a una persona en lo particular, que minaba la autonomía del INE y de su Consejo General que en pleno ejercicio de sus facultades legales había aprobado su designación. Por todo esto es que celebramos cuando el Poder Judicial le concedió a Edmundo Jacobo Molina la suspensión definitiva y lo restituyó en su encargo.

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No obstante, el Secretario Ejecutivo, sorpresivamente, presentó su renuncia con efectos al 4 de abril de 2023. Su renuncia se presentó en medio de una serie de controversias y críticas hacia el INE por parte del gobierno y algunos sectores políticos, lo que generó incertidumbre en torno al futuro del Instituto.

Quienes le conferimos nuestra confianza al renovar su encargo hasta 2026, no tuvimos más que aceptar su determinación, pero apelamos a que la democracia no sea una opción parcial, ya que una sociedad solo puede ser verdaderamente democrática si todos y todas estamos comprometidas con los principios y prácticas democráticas, incluyendo el compromiso irrestricto para trabajar en conjunto para fortalecerla y protegerla.

La renuncia del otrora Secretario Ejecutivo aunque implicó un reto adicional en la constate salvaguarda de la autonomía y eficacia del INE, en lo inmediato ha sido bien resuelta a través de la designación –con el consenso de los y las consejeras electorales– como encargado de despacho de la Secretaría Ejecutiva del Mtro. Miguel Ángel Patiño Arroyo.

El segundo reto que se nos presenta, ahora que tenemos el deber de designar a una persona titular en ese cargo, es aplicar la alternancia dinámica para que sea una mujer quien lidere los trabajos desde esa importante función, por supuesto, una mujer con capacidad probada que honre y cumpla las decisiones que apruebe el Consejo General.

La defensa de la democracia mexicana también se debe realizar desde el interior del Instituto, cumpliendo cabalmente con las atribuciones que la ley nos ha conferido. Por ello, quiero agradecer a quienes pudiendo bajarse de este barco en movimiento, decidieron no hacerlo.

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Nota del editor:

La autora es Consejera Electoral en el Instituto Nacional Electoral (INE).

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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