En la mecánica que la ciudadanía propondrá a los partidos políticos, y de cuyos elementos ya se empiezan a definir varios en la plaza pública, hay temas comunes como son los requisitos para inscribirse, los debates, los intercambios de opiniones, los contrastes de políticas públicas, las encuestas de preferencias, y otros mecanismos de participación ciudadana para conocer a quien sea la mejor opción entre los involucrados. Estaremos votando por quien nos represente en la elección final del 2 de junio de 2024 en que se defina el país que querremos muy posiblemente por las siguientes décadas. Por eso es tan importante contar con un proceso sólido, creíble, amplio y de gran calado que permita que cuando se elija a la persona que encabece la candidatura de unidad sea la de mejor calidad y competitividad posible.
El 17 y 18 de abril próximo tendremos el primer encuentro formal entre aspirantes a la candidatura presidencial, precisamente para escuchar, entender, contrastar y empezar a definir. Tenemos la ventaja de que hay una nutrida lista de participantes y que el proceso debe resultar en no solamente la confirmación de la mejor persona, sino que además todos los demás participantes y fuerzas políticas se alineen para en conjunto aportar la mayor fuerza para ganar los comicios, teniendo para ello como base un acuerdo de un programa para el país (como el que se presentó ante la ciudadanía el 28 de marzo), y un gobierno de coalición trans-sexenal. Y es que algo de suma importancia es que no abonamos a la polarización. La propuesta de unidad va mucho más allá del proceso electoral, se requiere eliminar el proceso polarizante que tanto daño ha hecho y se amenaza profundizar desde el poder.
Veamos entonces con emoción que tenemos las riendas para hacer las cosas con toda la oportunidad y contundencia. El país merece una nueva oportunidad de alternancia, con determinación de un plan sensato, un gabinete de peso completo, y todo lo que significa estar en ruta para rescatar al país de la destrucción total. Así es que la segunda vuelta en 2024 será histórica para todos.
Y para ello recordar que tendremos como prioridad igualmente el impactar la conformación de un Congreso plural y con instituciones fuertes y potentes que eviten nuevos episodios de abusos y pérdida de enfoque. Seguramente se deberá impactar favorablemente lograr la designación de las mejores personas en candidaturas para los Congresos, Estados, Municipios y Alcaldías.
Busquemos juntos ese destino que implique abatir los grandes rezagos sociales y las brechas de desigualdad tan dolorosas. Vayamos por esa ruta con convicción de que en México se vienen mejores tiempos y que finalmente lograremos el gran potencial de la nación para el beneficio principal de los más vulnerables. No dudemos ni un segundo. Venga la segunda vuelta de victorias para todos.
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Notas del editor:
Juan Francisco Torres Landa es miembro del Consejo Directivo de UNE México y de la red de Unid@s. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.