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La élite está feliz, feliz, feliz

El especialista en geopolítica internacional Ian Bremmer se declara optimista porque AMLO ha sido mucho más conservador y ortodoxo en lo económico de lo que esperaban hasta sus mayores críticos.
mar 14 marzo 2023 06:01 AM
La élite está feliz, feliz, feliz
Ian Bremmer estuvo en México hace unos días, tuvo varios encuentros con banqueros y empresarios de muy alto nivel, dio entrevistas y se reunió con el presidente López Obrador y el secretario de Hacienda.

México se ha convertido en un tema de moda en la conversación pública estadounidense por tres razones. Una es la aprobación de la reforma electoral conocida como “Plan B”, las manifestaciones masivas en múltiples ciudades instando a la Suprema Corte a rechazarla y la figura de AMLO como un dirigente político que amenaza la democracia south of the Río Grande. Otra son las implicaciones del veredicto en el que desembocó el juicio contra Genaro García Luna, sobre todo en cuanto a la ubicuidad de la narcopolítica mexicana y los resultados de la cooperación bilateral en materia de seguridad; y la tercera es la crisis del fentanilo y la oportunidad política para mostrarse “preocupados” o “duros” respecto a México en el contexto del próximo ciclo electoral en Estados Unidos. El inventario de voces ha sido muy amplio y diverso –conservadoras y progresistas, republicanas y demócratas, desde espacios políticos o mediáticos, académicos o de la sociedad civil, planteando algunas inquietudes sensatas y legítimas, otras hipócritas y desorbitadas–; pero a final de cuentas todas convergen en un mismo punto: de pronto, México importa.

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De entre la multitud de personajes y análisis que han formado parte de ese repertorio me interesa destacar un caso. Me refiero al de Ian Bremmer, especialista en geopolítica internacional y presidente de la consultoría especializada en riesgo político Eurasia Group. Bremmer estuvo en México hace unos días, tuvo varios encuentros con banqueros y empresarios de muy alto nivel, dio entrevistas y se reunió con el presidente López Obrador y el secretario de Hacienda. Después, Bremmer dio a conocer sus impresiones sobre México en Twitter ( https://bit.ly/3yz0VhN ), en un artículo ( https://bit.ly/3YHi7vX ) y un video ( https://bit.ly/3ZIk64H ). Su análisis es interesante no solo por la perspectiva optimista que ofrece (y que contrasta con el grueso de las otras opiniones en torno al tema mexicano que durante estos días han menudeado en Estados Unidos, mucho más pesimistas), sino por las que presumiblemente serían sus bases.

Bremmer se declara optimista, por un lado, porque López Obrador ha sido mucho más conservador y ortodoxo en lo económico de lo que esperaban hasta sus mayores críticos; por otro lado, porque México está en una posición muy favorable para aprovechar las tensiones entre Estados Unidos y China, en especial en lo relativo a las oportunidades de inversión que estaría trayendo el llamado nearshoring. Y aunque reconoce que la violencia y la corrupción siguen siendo problemas muy graves sin solución a la vista, o que la ofensiva contra el INE carece de justificación, de todos modos le parece que el país se encamina en una dirección positiva: Mexico is strong and getting stronger (del aumento de la pobreza, de la miseria del sistema de justicia, de la falta de transparencia y rendición de cuentas, del estrechísimo margen fiscal del Estado mexicano, del hostigamiento contra la prensa y de la militarización, por cierto, no dice prácticamente nada).

No estoy de acuerdo con Bremmer. Su lectura me parece valiosa, sin embargo, por lo que transmite a propósito de los sentimientos de sus fuentes: las élites bancarias, empresariales, económicas. Incluso en la principal contradicción en la que incurre, Bremmer es muy transparente en ese sentido: sostiene que López Obrador más o menos ha logrado reducir su influencia en las instituciones, la legislación y las políticas públicas pero, al mismo tiempo, muestra que esas mismas élites están no solo tranquilas y satisfechas, sino entusiasmadas respecto al clima para hacer negocios en México, a pesar de que el estado de derecho se ha debilitado durante este sexenio. Creo que el rumbo optimista hacia el que apunta Bremmer refleja la visión, en suma, de una élite que al principio pudo sentirse muy amenazada pero que ya encontró un acomodo altamente funcional y exitoso con el lopezobradorismo. Y que acaso no ve con tan malos ojos a los aspirantes a la presidencia que despuntan entre sus filas...

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La trayectoria país de México, insiste Bremmer, es la correcta. La pregunta es para quiénes y por qué.

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Nota del editor:

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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