Mientras tanto, en México la inflación para enero del presente año se ubicó en 7.91%, situación que ha golpeado en el poder adquisitivo. Con el fin de detener el incremento sostenido de los precios de bienes y servicios que sufrió la economía a lo largo de prácticamente todo el año pasado, el gobierno ha tomado diversas decisiones en torno al Paquete contra la Inflación y la Carestía (Pacic). Desafortunadamente, éstas no han tenido los resultados esperados, por el contrario, se han abierto algunas áreas de riesgo que es indispensable tener presentes. Tal es el caso de la importación de alimentos sin regulación sanitaria.
Con el fin de frenar el alza de precios, se abrió el mercado mexicano a la introducción de bienes de consumo que según el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), debido a la falta de certificación sanitaria, incrementan el riesgo de que ingresen al país enfermedades o plagas por la importación de mercancías pecuarias.
Las consecuencias sanitarias, económicas, políticas y sociales de esta situación, podrían ser devastadoras para diversos sectores productivos del país. A esta medida se sumó la reciente y muy polémica alza en tasas anunciada por la Junta de Gobierno del Banco de México la semana pasada.
El Banxico incrementó su tasa de interés en 50 puntos base. Con ello, la tasa de interés de referencia se ubicó en 11%. La autoridad monetaria explicó que el proceso de desinflación ha sido más lento de lo previsto y reconoció que la llegada al objetivo puntual de 3% se ha alejado. El anuncio provocó que el peso recibiera un impulso tras el anuncio, por lo que la moneda mexicana terminó en 18.77 unidades.
Diversos analistas criticaron la medida, pues aseguraron que le pasará “una cara factura al gobierno”, toda vez que el presupuesto 2023 tiene proyectada una tasa promedio de 8.9%. Con la actual, habrá una mayor distracción de recursos para el servicio de deuda gubernamental.
Por otro lado, muchos son escépticos respecto a la eficiencia real de la medida. Al ser principalmente los segmentos de alimentos y alimentos procesados, los que mayores presiones internas han detonado en el alza de precios, es probable que estos rubros no muestren mucha sensibilidad al incremento de tasas, por lo que no haya disminución en los precios de estos rubros.