Hasta el momento la tragedia que azota a Siria y Turquía se ubica por encima de los 20,000 muertos. Con seguridad la cifra aumentará cuando se retiren los escombros. En ese momento se podrá ponderar la dimensión de los terremotos que comienzan a generar una respuesta masiva de diversos actores internacionales. En este contexto, es necesario preguntar por el papel que debe jugar la cooperación internacional.
#ColumnaInvitada | Turquía y Siria. La cooperación internacional a escena
La cooperación internacional se justifica y adquiere mayor protagonismo, pues se constituye en un ensayo de lo que se desea para una sociedad en el sistema global
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Tradicionalmente la cooperación internacional para el desarrollo se ha interpretado como aquellas actividades acordadas entre actores de las relaciones internacionales cuyo objetivo es el desarrollo mutuo. En resumen, se trata de la instrumentalización de acuerdos, de la operación en el campo de un consenso, cuyo único eje que las justifica es dotar de bienestar a las personas.
Desde esta lectura, la cooperación internacional se justifica y adquiere mayor protagonismo, pues se constituye en un ensayo de lo que se desea para una sociedad en el sistema global: procesos de desarrollo consistentes, participación, resiliencia, protagonismo, emprendimiento y autogestión. Activar las capacidades endógenas y naturales en una comunidad, en donde la cooperación se constituye en un facilitador, no en un sustituto de las capacidades nacionales.
Turquía y Siria, con sus diferentes circunstancias y capacidades, requieren de la asistencia internacional. Por un lado, atender las necesidades de urgencia, es decir, la gestión de las acciones de atención a los heridos; de acompañamiento de los deudos de los muertos y de los familiares de los desaparecidos; y después, focalizar la atención en la población afectada indirectamente por los sucesos como una suma de varios círculos en que se desarrolla el evento: el círculo central que identifica a los afectados directos; un segundo círculo que atiende a los afectados indirectos y un tercer círculo compuesto por la población afectada emocionalmente.
Finalmente, la cooperación internacional deberá definir acciones de apoyo post-conflicto, es decir, atender las necesidades de futuro para estos países, especialmente Siria, que necesitará la gestión de medios para recuperar en la medida de lo posible sus carreteras, edificios, viviendas, sistemas de salud y medios de comunicación, entre otros. Aquí se trata de interpretar la asistencia internacional como una estrategia de mediano y largo plazo.
Nota del editor: Javier Urbano Reyes es Profesor e investigador del Departamento de Estudios Internacionales (DEI) de la Universidad Iberoamericana (UIA); académico de la Maestría en Estudios sobre Migración (MEM) del DEI-UIA. Escríbele a javier.urbano@ibero.mx Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.
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