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#ColumnaInvitada | Rusia en el espejo

Las decisiones de Putin están dejando al descubierto una división social inesperada que pone en entredicho el supuesto consenso de la invasión rusa al país vecino.
vie 07 octubre 2022 06:00 AM
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, es visto en una pantalla en la Plaza Roja de Moscú en la que da un discurso tras la anexión de cuatro regiones de Ucrania ocupadas por tropas rusas.
Algunas de las consecuencias más graves de las obsesiones de Putin van a recaer en los propios rusos, señala Javier Urbano Reyes.

Mal cálculo, obsesión, paranoia. Cualquiera que haya sido el origen del conflicto desatado por Rusia en Ucrania, el hecho es que la realidad ha golpeado a este país y lo ha puesto frente a sus problemas internos, esos que muchos países esconden orientados por la narrativa de su seguridad nacional o por sus obsesiones de control interno.

Las decisiones de Putin están dejando al descubierto una división social inesperada que pone en entredicho el supuesto consenso de la invasión rusa al país vecino.

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En primer lugar, el propio cálculo de la invasión y la inesperada resistencia de Ucrania ha puesto en duda la solidez de la estrategia de Moscú. Las críticas lanzadas desde el interior e incluso desde sectores de poder en Moscú, dejan asomar grietas. Los cuestionamientos se han agudizado con el avance de tropas de Ucrania en territorios que supuestamente estaban bajo control ruso.

El otro frente que denota un escenario de debilidad es el social. El llamado al frente de batalla para cientos de miles de ciudadanos permite identificar dos graves problemas en este país: el reclutamiento masivo permite suponer que se han perdido miles de vidas en el frente de batalla y que las fuerzas que están en lucha son insuficientes para vencer la resistencia de los soldados ucranianos y al apoyo que están recibiendo de un amplio grupo de países, encabezados por Estados y la Unión Europea (UE).

En segundo lugar, esta leva genera una migración masiva de rusos que se niegan a ir al frente de batalla y que están saliendo en grandes contingentes hacia naciones vecinas, lo que permite vislumbrar la construcción de un consenso artificial. A pesar del férreo control informativo de Moscú, los datos sobre la pérdida de territorios invadidos y de vidas han desatado la incertidumbre y el temor en el país.

Algunas de las consecuencias más graves de las obsesiones de Putin van a recaer en los propios rusos. Diversas organizaciones sociales en Rusia están denunciando que el reclutamiento es indiscriminado y que los 300,000 alistamientos anunciados serán en realidad más de un millón. Una de las denuncias más graves es que esta leva centra su atención en minorías étnicas, personas mayores y estudiantes, entre otros muchos sectores.

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Al parecer Putin está dispuesto a pagar los costos sociales si al final logra su cometido de consolidar su lucha contra Ucrania, empresa cada vez más onerosa y cuyos efectos tardarán años en superarse.

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Nota del editor: Javier Urbano Reyes es profesor e investigador en el Departamento de Estudios Internacionales (DEI) de la Universidad Iberoamericana (UIA); académico de la Maestría en Estudios sobre Migración del DEI-UIA. javier.urbano@ibero.mx Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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