Según Pompeo, a Ebrard le preocupaba sobre todo una cosa: el impacto político en México de la concesión. Para que el gobierno mexicano pudiera rescatar apariencias, pidió que el acuerdo, alcanzado en privado, no se anunciara así en público. "No me importa lo que hagas allá", le respondió Pompeo.
Pompeo revela que Ebrard aceptó el acuerdo porque detener el flujo de migrantes por México (aunque fuera con una medida cruel como Permanezca en México) también estaba en el interés del gobierno mexicano. "Marcelo sabía de la importancia de desalentar la migración", dice Pompeo.
Al final, insinúa Pompeo, ganaron todos. "El gobierno de México podía quedar bien. Podía quejarse de nuestra política y fingir que no la había aceptado y avalado", escribe.
Y luego remata con un elogio en son trumpista: "las habilidades diplomáticas (de Ebrard) en defensa de su país eran realmente magníficas", dice.
Esto confirma, en la versión del hombre clave de Donald Trump en política exterior, que el gobierno lopezobadorista aceptó imposiciones inéditas, a base de chantajes y amenazas (como cerrar la frontera).
En palabras de Pompeo: "México se dobló frente a 'El Norte’".
Por si fuera poco, en el libro, Pompeo dice que la negociación con Ebrard fue a espaldas de la embajadora mexicana, Martha Bárcena. Pompeo sugiere que la embajadora se habría opuesto a la imposición de "Permanezca en México". Ayer por la noche, la embajadora me confirmó la versión de Pompeo.