No es noticia que Andrés Manuel López Obrador se adhiere a contentillo a supuestos principios establecidos de la institución presidencial y la vida pública mexicana. Por ejemplo, ha remitido al respeto que merece la investidura para evitar reunirse con familiares incómodos de víctimas de la violencia.
#LaEstampa | AMLO: intervención a contentillo
Ese mismo esmero en procurar la simbología presidencial le ha tenido sin cuidado cuando se trata de reunirse con deportistas, cantantes y otras celebridades que les sean afines.
Hay otros casos, quizá, peores.
Uno de ellos, constante a lo largo de los últimos cuatro años, es la aplicación –otra vez, a discreción presidencial– de la doctrina de no intervención en las relaciones exteriores del Estado mexicano. Cada vez está más claro que López obrador se adhiere fielmente al principio de la no intervención a menos de que la intervención sea en favor de sus aliados ideológicos o sus amistades.
Eso es lo que importa, no los intereses de México.
En las últimas horas, por ejemplo, el presidente ha salido en defensa pública de la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández y, después, del presidente peruano Pedro Castillo.
En ambos casos, el presidente mexicano no ha dudado en asignar responsabilidades a una supuesta conspiración contra Fernández y Castillo.
Tampoco es nuevo que López Obrador no conciba la posibilidad de un caso legítimo en contra de sus compañeros de batalla. Si algo va en oposición a sus cercanos, en México o el extranjero, seguramente se debe a algún arreglo turbio.
No hay oposición legítima, ni aplicación de la ley que lo sea.
Lo curioso, por decirlo de alguna manera, es que la indignación no le alcanza a López Obrador para poner el grito en el cielo cuando, por ejemplo, eran los derechos de los inmigrantes los pisoteados.
A Donald Trump, que verdaderamente transgredió los límites aceptables y atentó contra los intereses del país, López obrador no lo tocó ni con el pétalo de un tuit.
Claro que no: Trump era un aliado, al fin y al cabo.
En eso, como en prácticamente todo, se trata primero de Andrés Manuel López Obrador y después de Andrés Manuel López obrador.
Al final, si queda tiempo, puede tratarse de…Andrés Manuel López Obrador.
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