Vale la pena repasar lo que ha ocurrido en México en los últimos días. El fin de semana pasado, como reacción a una propuesta de reforma electoral cuando menos regresiva, cientos de miles de mexicanos salieron a las calles a defender el Instituto Nacional Electoral.
Fue el tipo de demostración de voluntad cívica que, en otros tiempos, le habría resultado hasta emocionante al líder opositor, Andrés Manuel López Obrador. En otros tiempos, el hombre que hoy es presidente de México, habría aplaudido esa muestra de resistencia tan universal frente a una iniciativa impuesta desde el gobierno.