La republicana podrá ser novata en la búsqueda de cargos de elección popular, pero entiende muy bien los hilos de la política actual, tan arraigada en los suelos de la polarización y el encono.
El próximo martes habrá elecciones de medio término en Estados Unidos. Lo más probable es que el partido demócrata, que brega con un presidente impopular como Joe Biden, pierda la mayoría en la Cámara de Representantes. Es posible que mantenga el control en el Senado, pero todo puede pasar.
Si el voto de los independientes se inclina incluso levemente por los republicanos, y los votantes jóvenes y de color no se presentan a las urnas en los números necesarios como para respaldar a los aspirantes demócratas, el partido republicano podría retomar las riendas de ambas cámaras del Congreso, con consecuencias inusitadas.
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Pero en esta estampa quiero presentarle, querido lector, a una figura que no contiende por un escaño en el Congreso, sino que busca el gobierno de un estado fronterizo, de innegable influencia en la relación entre México y Estados Unidos: Arizona. Se trata de la candidata republicana Kari Lake.
Lake podrá ser novata en la búsqueda de cargos de elección popular, pero entiende muy bien los hilos de la política actual, tan arraigada en los suelos de la polarización y el encono. Ha hecho campaña prometiendo que declarará una invasión en la frontera sur de Estados Unidos en los primeros minutos de su gobierno.
Lake se ha ganado el apoyo contundente de Donald Trump, al insistir, como tantos otros candidatos en esta elección, que Trump fue víctima de un fraude. Ni a Lake ni a ninguno de sus colegas ‘negacionistas’ les importa que no haya evidencia alguna de dicho fraude. Lo importante es enturbiar las aguas para beneficio propio.
Y Lake lo ha hecho mejor que nadie. Es muy probable que gane el gobierno de Arizona y, al hacerlo, se encarame en la cima de la jerarquía republicana, tanto así que no es descabellado apostar que Lake será la compañera de fórmula de Donald Trump, o de cualquier otro candidato republicano, en el 2024.
Si así ocurre, seguramente aspirará a la presidencia apenas pueda.
Dirá el lector que exagero y me adelanto. Puede ser.
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Lake podría perder, aunque su rival demócrata en Arizona deja mucho que desear. Pero más vale advertir el tipo de políticos que tienen éxito en Estados Unidos. Si el electorado les da el poder al que aspiran, la erosión democrática estadounidense podría no detenerse más.
Recuerde usted el nombre: Kari Lake.
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Nota del editor:
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