El primero de ellos (gran transformación) lo tomo del título homónimo de una de las obras fundamentales de la economía política del siglo XX aunque un poco olvidada ciertamente, de un autor húngaro igualmente poco conocido pero genial: Karl Polanyi.
La transformación que estudia en el libro, en una línea muy parecida a la de Marx, es la que tiene lugar durante el siglo XIX en Inglaterra a resultas de la revolución industrial, y que tiene como consecuencia fundamental la transformación en mercancía de todos los factores de la producción (tierra y trabajo, es decir, naturaleza y seres humanos) en beneficio del capital. Digamos que con este concepto podemos abordar el aspecto económico de los grandes procesos políticos de transformación.
El segundo concepto (gran política), lo tomo de Antonio Gramsci, una de las mentes más lúcidas que produjo Italia entre fines del XIX y principios del XX, fundador del Partido Comunista Italiano al que metiera en la cárcel Mussolini “para impedir que siguiera trabajando su cerebro”.
Lo usaba para referirse a las cuestiones políticas de gran envergadura más allá de la “politiquería”, digamos, en el sentido de que tienen que ver con la formación de nuevos Estados, con la destrucción o defensa de grades estructuras sociales o económicas y, en suma, con el destino de las próximas generaciones más que con el destino de las próximas elecciones.
Con este concepto podemos abordar el aspecto político estructural de los grandes procesos de transformación que se conecta con el tercer concepto: lo político.
Lo político, en efecto, es la esencia de la política, y se define según la respuesta que se la de a tres preguntas fundamentales: quién manda, cómo manda y para qué manda en una sociedad histórica determinada para decidir sobre su modo de existencia política.
Desde la perspectiva de la economía, la llamada 4T, en esta primera fase, es un proceso de reorganización de los factores de la producción por un lado, marcada por la inversión intensiva en sectores de carácter estratégico, fundamentalmente el de la energía (Pemex, Dos Bocas, CFE) y de comercio internacional (corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec), además, por otro lado, de un incremento de la capacidad de recaudación fiscal del gobierno y una reforma laboral de largo alcance (aumento progresivo del salario mínimo, democracia sindical, nuevo modelo de conciliación).