Por su paso en el SAT, Raquel Buenrostro se ganó el sobrenombre de “la mano de hierro”.
Sin embrago, lo que pocos dicen de la hoy flamante secretaria de Economía es que le bastó un año.
Por su paso en el SAT, Raquel Buenrostro se ganó el sobrenombre de “la mano de hierro”.
Sin embrago, lo que pocos dicen de la hoy flamante secretaria de Economía es que le bastó un año.
Sí, en el escaso año que Buenrostro estuvo en la Oficialía Mayor de Hacienda desmanteló el sistema de compra y distribución de medicamentos y dejó en su lugar un cuello de botella que, con el pretexto de acabar con la corrupción, ha generado caos y falta de transparencia, pero sobre todo una negligencia que ha resultado en la muerte y enfermedad de miles de mexicanos.
El gobierno federal ha acusado que la demanda de medicamentos oncológicos no es más que una campaña mediática en su contra; bueno, el “aviador” Alcocer en una mañanera se atrevió a declarar que el interés por los medicamentos oncológicos es válido, pero exagerado.
El problema del desabasto de medicinas inició en la transición, a finales de 2018, a consecuencia de que en la llamada 4T se decidió que todas las compras del gobierno las realizarían en la Oficialía Mayor de Hacienda, cargo que desempeñaba la ahora llamada “mano de hierro” del SAT, Raquel Buenrostro.
Antes, vale la pena recordar, el IMSS era el encargado de comprar los medicamentos y lo hacía no solo para sus hospitales y clínicas, sino también para el ISSSTE, Pemex, las secretarías de la Defensa Nacional y Marina, los 23 hospitales e institutos nacionales de la Secretaría de Salud federal, así como para los Estados que decidían unirse a esta compra consolidada.
Las medicinas, vacunas, materiales para curación, etc., se compraban un AÑO ANTES para asegurar el abastecimiento. Así como lo está leyendo, un año antes.
De haber comenzado como asesora en Finanzas en Pemex en agosto de 2010, Buenrostro pasó sin pena ni gloria por la SEP y por Turismo; en la llamada 4T concentró todo el poder de las compras y de las contrataciones.
Sin embargo, a su llegada como Oficial Mayor en Hacienda se propuso, y vaya que lo logró -desmantelar la cadena de abastecimiento de medicamentos sin concretar el sistema que la reemplazaría-, de forma precipitada y con un enfoque erróneo de austeridad, y así comenzaron los problemas de desabasto de medicamentos de manera inmediata.
A principios de 2019, Buenrostro anunció que se realizaría una compra consolidada de medicamentos para el segundo semestre de ese año (antiretrovirales, vacunas y medicamentos genéricos); esta primera licitación resultó ser un fracaso, pues se declararon desiertas 1,923 claves (62% de la licitación).
Buenrostro renunció en diciembre de 2019 para hacerse cargo del SAT.
Las asociaciones civiles especializadas contabilizan que han fallecido al menos 1,700 niños por los recortes al gasto en tratamientos y el desabasto de medicamentos.
Aquí aplica la máxima: con los niños NO.
La mayoría de estas muertes se pudo haber evitado si Buenrostro hubiera reconocido su ignorancia en el tema y hubiera corregido el modelo que instaló; mientras tanto, miles de mexicanos, especialmente niños, siguen esperando.
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