Ese nivel se da hoy porque, como nunca antes, los políticos no están hablando entre sí. Se acabó el diálogo entre las diferentes fuerzas, la negociación, el acercamiento de ideas divergentes. La realidad actual de una mayoría política autoritaria terminó con el diálogo democrático.
Pero no fue solo la actual mayoría autoritaria. El diálogo, la interacción, la discusión se terminaron desde mucho antes. En buena medida, eso permitió llegar a la actual situación. Los políticos no solo dejaron de hablarse entre sí, sino que dejaron de interactuar con la sociedad.
Y esa falta de interlocución entre política y sociedad alejó completamente a los partidos y actores políticos de la realidad, las necesidades, las demandas y las dolencias sociales, que se vieron momentáneamente representadas por el discurso de campaña del actual presidente.
Llegamos a ese punto, en gran parte, porque la propia sociedad dejó de hablarse entre sí. Dejamos de hablar de política. Dejamos el espacio vacío a políticos cada vez más irresponsables.
Desde la competencia electoral de los años 90, y en particular desde la famosa alternancia del año 2000, la sociedad se desentendió de su rol en la democracia. Creyó que solo correspondía a la política y al gobierno arreglar los problemas del país.
Así, con nuestro silencio, dejamos que el sexenio foxista perdiera control del país, que el sexenio calderonista militarizara al país y nos metiera en la peor espiral histórica de violencia, y que el sexenio peñista llegara a los excesos y abusos más grandes y al divorcio total con la gente.
Poco a poco, dejamos de hablar de política, y del país. Se volvió prácticamente tabú, además de fuente de pleitos entre familias y amigos. Olvidamos cómo conversar. Y eso abrió paso a políticos insensibles, que no vieron necesidad de comunicarse con nosotros.
Lo mismo está pasando con la polarización. No es un tema que generara el actual presidente, era un problema que ya existía y que venía creciendo. Por supuesto, el presidente lo ha explotado y lo ha exponenciado. Pero no es sólo él, somos toda la sociedad siguiendo esa ruta.