Verde de las cajas de medicamentos que simplemente no llegan a sus usuarios. Porque se destruyó todo el seguro popular y el sistema de salud. Se optó por erradicar lo ya construido a cambio de nada. El resultado es una mortandad brutal, tal y como lo lograron en la pandemia con el récord mundial per cápita. Simplemente criminal.
Verde de los libros de texto que fueron reformateados no para educar, sino para evangelizar su ideología perdedora y retrógrada. Porque no hay interés en la mejora o movilidad social, sino en la sumisión y proliferación de personas sin capacidad real de aspirar a mejores condiciones salariales y de vida.
Eso de primero los pobres es porque multiplicaron su número. Y además porque se doblegaron ante los sindicatos. Sacrificio inútil.
Verde de los alimentos y otros insumos de la canasta básica que hoy crecen en precio en forma espiral por una inflación que pega a los que menos tienen porque el gobierno ha apostado a subsidios en lugar de generar mejores condiciones para que el país realmente crezca y mejore. Abandono total.
Verde del coraje que tenemos que hacer al saber que ante una oportunidad única como lo es el que en el país se ubiquen las empresas de la cadena de suministro que están saliendo de China y tendríamos una inversión masiva, el gobierno actual se ha encargado de hostigar el arribo de dichas compañías, amenazando a los que quieran apostar a México, limitando tener energías limpias, y destruyendo el futuro del país. Error histórico.
Verde de un renacer. Porque frente a todo esto, afortunadamente podemos destacar que existe un verde importante, uno que implica el resurgir que está hoy en proceso con una ciudadanía que no simpatiza con la destrucción en curso, y que por el contrario busca, como una planta sana promover el renacer del país.
Con este reverdecer de México se apunta a una nación en que finalmente tendremos equidad, libertades, justicia, instituciones, sustentabilidad, y oportunidades parejas.
Es ese impacto de una idea sencilla pero potente como un país para tod@s que es tan importante. Veamos en el horizonte el destino que todos queremos, pero con la condicionante de hacer lo que nos corresponde para lograr que se convierta en realidad. De nosotros depende que sea el último verde y no los primeros los que guíen el destino del país.
No nos equivoquemos pues los siguientes procesos electorales en 2023 y 2024 pueden ser los últimos en que tengamos libertad de elegir. Ánimo y participación plena. Nos toca conducir al nuevo destino. Sí se puede.
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Notas del editor:
Juan Francisco Torres Landa es miembro del Consejo Directivo de UNE México.