Dado que la SCJN ha sido cómplice del Ejecutivo -al omitir resolver acciones de inconstitucionalidad tanto de la GN como del Ejército en labores de seguridad, interpuestas por legisladores y gobiernos locales-, existe una alta probabilidad de que los ministros aliados del presidente defiendan el decreto.
López Obrador seguirá misma ruta de la Ley Eléctrica con la Guardia Nacional
(3) Más allá de la legalidad del proyecto ¿nos conviene que la GN se incorpore a la Sedena? ¿Esta arquitectura institucional garantiza mejorar el combate a los delitos? Nada apunta a un sí.
En las últimas tres administraciones federales la militarización de la seguridad ha sido cada vez más frecuente, al tiempo que delitos y violencia han crecido. De hecho, se ha comprobado que a mayor presencia militar, mayor violencia en el territorio.
Como ejemplo podemos tomar las tasas de homicidio doloso de este primer semestre del año; las seis entidades con mayor presencia de fuerzas federales también son aquellas con la mayor proporción de víctimas de homicidio doloso del país: Colima, Baja California, Zacatecas, Michoacán, Sonora, son respectivamente las entidades más violentas del país -y dicho sea de paso, todas ellas gobernadas por Morena-.
Además, si bien el presidente afirma que, a diferencia del pasado, ni el Ejército ni la GN violan derechos humanos, los datos oficiales de la CNDH y de la FGR exhiben que en los primeros 42 meses de este gobierno las denuncias por tortura, violaciones graves a derechos humanos y desapariciones forzadas por parte de las fuerzas federales han aumentado significativamente.
Dicho en otras palabras si el mando de la GN se transfiere normativamente a la Sedena es más probable que haya más delitos y más violaciones a derechos humanos.
(4) La insistencia del presidente por transferir la GN a la Sedena -sea por decreto o por reforma constitucional- obedece a dos aspectos: (I) el riesgo que al final de sexenio no pueda cumplir con su promesa de construir una GN que cuente con 175,000 elementos y (II) usar este tema como distractor ante los graves problemas y los innegables fracasos que enfrenta su gobierno.
La GN cuenta sólo con 20,000 plazas, las otras 100,000 que reporta el gobierno federal en realidad son de la Sedena y, según lo que está en ley, deberán regresar al Ejército a final del sexenio.
Por ello la urgencia de López, si no logra transferir la GN a la Sedena entregará una institución de tan sólo 20,000 elementos y no de los 175,000 que prometió.
Si algo es innegable es que el presidente es un gran comunicador para la masas y un gran estratega para distraer.
Mientras el debate del destino de la GN ocurre, el presidente puede dejar a un lado los incómodos “resultados” de su gobierno: el país va muy mal en economía, inflación, salud, comercio internacional, educación, medio ambiente, pobreza, violencia, corrupción e impunidad.