En los rituales priistas, el sucesor siempre ha contado con el consenso del gobernador en turno, de los ex gobernadores y los principales actores políticos del partido a nivel local y nacional. Es la joya de la corona. Sin embargo, mientras la carrera por la sucesión avanza, Del Mazo ha realizado una serie de movimientos con miras a la unción del candidato, sin tomar en cuenta la opinión de quienes históricamente han formado parte del cónclave priista del Estado de México.
Don Alfredo está enemistado con la dirigencia nacional, algo de lo que, según la nueva experta en el priismo Layda Sansores, hay pruebas. No obstante, al más puro estilo del impresentable de Alito, toma decisiones sin consultar a nadie y ha optado por centralizar en su persona la decisión de la elección del candidato a gobernador y, de paso, si se sella o no una alianza en el estado.
Y lo peor no es eso, porque no es claro si, aun eligiendo al candidato, lo vaya a apoyar frente al oficialismo. Todo el priismo, y buena parte de la oposición, se pregunta: ¿A qué juega realmente Alfredo del Mazo? ¿Opera para el oficialismo y la ruptura de la alianza opositora? ¿Habrá pactado la entrega del Estado de México a cambio de impunidad y se sumará a la lista de priistas traidores?
"Corcholatas" mexiquenses
En los inicios de la carrera por la sucesión, observábamos a un Alfredo del Mazo vigoroso y decidido a conquistar la simpatía de las y los mexiquenses para mantener a su partido en el poder, inclusive, lanzó al estrellato a tres de sus “corcholatas”, con el objetivo de medir fuerzas y no quedarse atrás en la carrera electoral.
Fue así como observamos a Alejandra del Moral, Ernesto Nemer y Martha Hilda González recorrer el Estado de México durante varias semanas, desde luego, con la venia del primer priista del estado.
A Ernesto Nemer no hubo necesidad de decírselo dos veces, pues de inmediato echó a andar su maquinaria estructural y realizó mítines al estilo de precampaña electoral, con batucada y porra, para impulsar su legítima aspiración. Esta situación no fue del agrado de su jefe, el Gobernador, pues además de desatender sus obligaciones como Secretario General de Gobierno, rompió con la facultad que la naturaleza de su cargo le confería; ser el árbitro de la contienda interna. Su ex primo consideró que el piso ya no era parejo para todos y de inmediato lo cesó de sus funciones.
Ahora, con Alejandra del Moral y el “bateador emergente” Eric Sevilla como las cartas fuertes de Alfredo del Mazo, las probabilidades de retener la gubernatura del estado comienzan a difuminarse.
Por otro lado, ante la cerrazón de ceder la candidatura a Enrique Vargas, existe la posibilidad de fracturar la alianza “Va por México” y concretar la primera alternancia en el estado más poblado y con mayor presupuesto del país.