Para nadie es un secreto que Alito compró de distintas maneras a figuras al interior del PRI para llegar a la dirigencia, pero también, para aferrarse y mantenerse en ella. De hecho, y cómo dejar de mencionar que algunos priistas han hecho como que la virgen les habla, otros lo han confrontado de manera abierta y sin tapujos; y otros, se han resignado a la sumisión.
Entre estos últimos está la diputada priista Blanca Alcalá, quien sin miramientos salió a defender a su patrón y tuvo el cinismo de asegurar que “es parte de una guerra sucia”.
Así como lo leyó, no importando los señalamientos al dirigente sobre los “packs” que tiene de integrantes del PRI, minimizó el asunto y, sin más, se cuadró a la narrativa del dirigente priista. ¿Y la sororidad, doña Blanca?
Uno de los métodos más conocidos que Alito empleaba era el de, por un lado, obtener información de todas y todos a la mala, y por el otro, prometer las perlas de la virgen a quien pudiera. Sí, Alito negociaba lo que no tenía, prometía lo que no dependía de él y garantizaba lo imposible con tal de “sumar” apoyos.
Y bueno, Blanca siempre ha querido ser gobernadora de Puebla, solo que no se le ha hecho y cayó falsamente en la trampa de Alito, de que sería candidata de la alianza con el PAN y con el PRD en Puebla.
Blanca fue senadora y embajadora durante el peñismo, presidenta municipal de Puebla entre 2008 y 2011 y diputada plurinominal en su estado entre 1996 y 1998.