Quizá uno de los daños más emblemáticos lo ocasiona el presiente nacional del PRI, Alejandro Moreno. El exgobernador de Campeche ha ocasionado un sinfín de adversarios, no solo dentro del partido en el poder; sino de sus propios aliados y correligionarios.
Los audios que ha presentado la actual gobernadora, Layda Sansores, muestra un “Alito” frívolo y maquiavélico. Lo mismo dice que “a los periodistas hay que matarlos de hambre”, como lanzarse contra los expresidentes de PRI y amenazarlos de “meterlos a la cárcel”. Incluso sugirió que a sus propios aliados panistas y perredistas podían meterlos a prisión, mientras no toquen a los priistas.
¿Qué espera el priismo para desmarcarse de este personaje y sustituirlo? El que antes fuera partido hegemónico y hasta modelo para otros organismos políticos en el mundo, hoy agoniza y está apunto de desaparecer.
Lo números de las próximas elecciones en el Estado de México y Coahuila lo tienen en las cuerdas, si pierden esos dos estados sería la inminente despedida del PRI. Lo que hace apenas 10 años lucía imposible, hoy es una realidad prácticamente inminente.
El aferramiento de Alejandro Moreno es tan ruin que confiesa: “pimero muerto” que salir de su puesto. Así es como se hunde el barco de la alianza PRI-PAN-PRD a nivel nacional, con este tipo de personajes que ven solo por su pellejo, que se empeñan por su nombre y no por ninguna tipo de causa social.
¿Qué le deben Marko Cortés y Jesús Zambrano para insistir en permanecer en alianza? ¿Qué relación más allá de lo electoral podrían tener? ¿Por qué las alianzas económicas suelen ser más poderosas que las políticas?
Desde que comenzó la férrea campaña contra Moreno y la exhibición de sus audios, la alianza opositora en el Estado de México ha caído nueve puntos, mientras que en Coahuila es de 5%. ¡Lo que puede hacer un solo personaje!