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Respuesta a “El otoño del presidente” de Aguilar Camín

Leo a un autor apasionado, que vacía en un texto sus críticas más agudas contra el gobierno y sus anhelos más profundos de lo que se fue, del México que ya no es.
mié 08 junio 2022 05:00 AM
(El presidente Andrés Manuel López Obrador)
De acuerdo con Aguilar Camín, López Obrador perdió el piso tras su arrasadora victoria de 2018 y, al intentar operar un cambio profundo de forma acelerada y pasional, el presidente terminó por destruir las instituciones públicas y las capacidades de gobierno.

Un ensayo de la autoría de Héctor Aguilar Camín, titulado “El otoño del presidente” y publicado en el número de junio de la revista Nexos, ha causado gran revuelo. Como todo lo que escribe Aguilar Camín, el texto ha generado polémica: los seguidores del presidente López Obrador lo han desacreditado de inmediato; sus detractores lo han aplaudido y difundido.

El título del ensayo es ilustrativo de su contenido: el texto postula que ha iniciado el declive del presidente López Obrador, quien será incapaz de llevar a cabo su “cuarta transformación”, por lo que simplemente pasará a la historia como un presidente más y probablemente pierda la elección de 2024.

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De acuerdo con Aguilar Camín, López Obrador perdió el piso tras su arrasadora victoria de 2018 y, al intentar operar un cambio profundo de forma acelerada y pasional, el presidente terminó por destruir las instituciones públicas y las capacidades de gobierno.

Con prosa exquisita, el historiador sentencia: “Pero creyó todo suyo y multiplicó en su cabeza el tamaño de su triunfo, se subió al pedestal de la victoria sin límites y dejó de oír (…). Se volvió entonces estridente y sordo: estridente para imponer su idea; sordo para escuchar la realidad”.

Pienso que se trata de un escrito valioso, que contiene algunas ideas y argumentos dignos de tomarse en cuenta y discutirse con seriedad. Sin embargo, discrepo de la mayor parte de los postulados de Aguilar Camín.

No veo ese “otoño” que tan hábilmente describe el historiador. No encuentro ese declive del que habla. No observo a ese presidente apurado y torpe, incapaz de entender el país, que retrata Aguilar.

Leo, más bien, a un autor apasionado, que vacía en un texto sus críticas más agudas contra el gobierno y sus anhelos más profundos de lo que se fue, del México que ya no es.

La chocante frase que tanto emplean los obradoristas para referirse a sus opositores —“Son nostálgicos del viejo régimen”— parece cumplirse a cabalidad en este caso. Un ejemplo nítido aparece en este párrafo, en el que, al referirse a las oportunidades que dejó escapar el presidente tras su llegada al poder, Aguilar Camín asevera:

“En 2018, la historia llamaba a su puerta generosamente. Le habían dejado en la mesa un aeropuerto de clase mundial, un sector energético bullendo de inversión en energías limpias y una reforma educativa abierta a la calidad. Desoyó todo eso. Machacó el aeropuerto y la confianza de los inversionistas, apagó los futuros del cambio energético y del cambio educativo”.

Es claro que Aguilar piensa que el país iba en la dirección correcta, lo cual es entendible y válido. No hay por qué desacreditarlo por ello. Sin embargo, lo que sorprende es que, en varios pasajes del texto, el autor se toma la licencia de hablar en primera persona del plural, a nombre de “los mexicanos”, como si todos nosotros compartiéramos esa simpatía por el proyecto neoliberal.

En ese sentido, el ensayo describe una realidad que yo no veo: la venda se cayó de los ojos de los mexicanos; el encantamiento de 2018 terminó; la decepción cunde y, en 2024, los ciudadanos echarán a Morena del poder. O en sus propias palabras: “Ha quedado claro para los mexicanos que es mucho más fácil prometer grandes cambios que hacerlos. Y que cambios revolucionarios o proyectos de gobierno que se presumen tales tienen altos costos antes de mostrar sus beneficios”.

Sí, es cierto, como el propio Aguilar Camín lo menciona, la aprobación del presidente ha caído desde su triunfo electoral hasta la fecha y los índices de votación de Morena se redujeron entre 2018 y 2021. Eso no se puede negar, pero ¿realmente nos encontramos ante una ola de decepción ciudadana, cuando el partido en el poder se ha cansado de ganar elecciones estos años (incluidas las de este domingo)?

Por lo demás, Aguilar Camín parece caer en el mismo wishful thinking que caracteriza a otros analistas de oposición: Morena ganó en 2018, en buena medida, por el impulso que le brindó Peña Nieto a cambio del famoso pacto de impunidad; Morena continúa ganando, en parte importante, por sus redes clientelares y porque el crimen organizado opera a su favor; la oposición derrotará a Morena, en automático, si Movimiento Ciudadano se une a la coalición Va por México.

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No se puede decir que esos argumentos son descabellados, pero todos ellos parecen potenciados, desproporcionados y exagerados por el anhelo opositor del historiador.

Hay mucho más que discutir sobre el ensayo de Aguilar Camín, pero una reflexión más amplia excedería el espacio de esta columna. Si bien discrepo de su visión, celebro la publicación de este texto, pues incentiva el debate y la deliberación sobre el futuro de México.

Invito a quienes desacreditan el ensayo por el simple hecho de quién es el autor a que al menos se tomen la molestia de leerlo. Extiendo la misma invitación a quienes lo comparten en redes sociales sin siquiera consultarlo antes.

Nota del editor: Jacques Coste (Twitter: @jacquescoste94) es historiador y autor del libro ‘Derechos humanos y política en México: La reforma constitucional de 2011 en perspectiva histórica’, que se publicó en enero de 2022, bajo el sello editorial del Instituto Mora y Tirant Lo Blanch. También realiza actividades de consultoría en materia de análisis político. Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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