La única entidad que pudo haber dado la sorpresa fue Tamaulipas, a lo largo de la jornada electoral hubo momentos en donde la contienda parecía favorecer a la alianza que encabeza el PAN.
Para algunos analistas la victoria de Morena en cuatro entidades suena a una parcial derrota, hace pocos meses el mismo dirigente del PAN daba por perdida todas las contiendas y el dirigente de Morena afirmaba que habrían de llevarse el carro completo.
Más allá de las lecturas políticas que se puedan dar, lo cierto es que el mapa nacional se ha pintado del color guinda de Morena. En pocas semanas el partido de López controlará las dos terceras partes del país.
Ante ello es relevante analizar (1) el desempeño de la maquinaria que mantiene viva nuestra democracia; (2) el papel de los partidos políticos; (3) el conocimiento de los candidatos acerca de los retos que enfrentarán en materia de seguridad y justicia y (4) qué esperar de los nuevos gobiernos en dicha materia.
(1) Pese a la campaña de descrédito que el presidente López y Morena han sostenido sobre el Instituto Nacional Electoral (INE), la evidencia de cómo se llevó a cabo la elección; la capacidad para instalar casillas; motivar a la gente a participar; capacitar ciudadanos; intentar generar un piso parejo en la contienda; llevar a cabo conteos rápidos; manejar adecuadamente el padrón electoral, demuestra que el INE es una gran institución que los mexicanos debemos reconocer y proteger.
(2) La democracia en nuestro país es cada vez más relevante y efectiva, muestra de ello es que para los partidos políticos, candidatos, grupos de interés, la injerencia en el proceso electoral es indispensable para poder controlar a la ciudadanía y al poder del Estado.
Dicho de otra manera, si en México robar elecciones o controlar las decisiones de las autoridades fuese tan sencillo, los partidos políticos y la delincuencia organizada no cometerían tal serie de abusos y delitos.
Si en México la democracia fuese débil, no sería necesario que los partidos y la delincuencia se aliaran para comprar votos, amenazar candidatos o acarrear personas.
Lamentablemente, los delitos electorales y la violencia electoral han crecido porque en México hay un árbitro electoral que hace bien su trabajo; una prensa libre que exhibe los cochineros de candidatos y partidos; ciudadanos que demandan buenos gobiernos.
Por ello, para los partidos políticos violar la ley electoral y ejercer violencia sirve para subsanar la falta de propuestas reales; la ausencia de resultados a la hora de gobernar o la calidad de su candidatos.
Morena gana 4 de 6 estados y gobernará a más de la mitad de los mexicanos
En el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) documentamos cómo en las elecciones de 2018 y 2021 ocurrieron un sinfín de delitos electorales y cómo hubo una clara injerencia de la delincuencia organizada en dichos procesos.
Cabe señalar que de tales evidencias y denuncias, quedaron absolutamente impunes, ni la fiscalía especializada ni la misma Fiscalía General de la República (FGR) han investigado el cúmulo de delitos electorales.
Por ello no sorprende que el pasado domingo 5 de junio pudimos conocer a través de redes sociales y medios de comunicación, conversaciones y hechos delictivos que demostraban la abierta compra de votos, las amenazas a la población, el manejo político de los diferentes programas sociales.