El 10 de diciembre de 2018 se adoptó el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular que se elaboró en marco de las Naciones Unidas. El Pacto señala que "ningún país puede encarar los retos de este fenómeno mundial y aprovechar sus oportunidades en solitario… Reconocemos que, como Estados Miembros de las Naciones Unidas, compartimos la responsabilidad de abordar las necesidades y preocupaciones mutuas sobre la migración, y tenemos la obligación primordial de respetar, proteger y cumplir los derechos humanos de todos los migrantes…”. Los relatores de este Pacto Global fueron México y Suiza.
#ColumnaInvitada | Los migrantes y la incongruencia gubernamental
Pocos meses después, durante la etapa de transición entre el gobierno de Peña Nieto y López Obrador, el ahora secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, negoció con la Casa Blanca la implementación del programa “Quédate en México” que viola tratados internacionales y nuestra propia legislación. El objetivo de este programa es que los funcionarios estadounidenses envíen a México a los solicitantes de asilo que llegaron a su territorio. Desde enero de 2019 hasta enero de 2021, el gobierno de Trump envió bajo este programa a más de 71 mil solicitantes de asilo a México, incluyendo a miles de niños y niñas (Human Rights Watch).
El legado racista de Trump aún se litiga en los tribunales. En marzo de 2020 la Casa Blanca impulsó el denominado Título 42, una disposición que permite al gobierno de EEUU expulsar inmediatamente a los migrantes que ingresen en su territorio incluyendo a los solicitantes de asilo. La semana pasada un juez impidió a la administración Biden levantar esta disposición, una decisión que prolonga los riesgos y amenazas que viven miles de migrantes. Desde que se implementó esta medida, EEUU la ha aplicado a más de 1.9 millones de personas.
Nadie decide cruzar el desierto, atravesar el río, contratar polleros, lidiar con tratantes, exponerse a abusos sexuales o incluso a la muerte, si no existe una amenaza aún mayor de la que se tenga que huir. En 2021 Honduras reportó una tasa de homicidios (por cada 100,000 habitantes) de 38.6, México de 26, El Salvador de 17.6 y Guatemala de 16.6 (InSight Crime). Adicionalmente, la pandemia empobreció gravemente a América Latina dejando a 22 millones de personas más en pobreza (CEPAL).
La agenda migratoria es central rumbo a las elecciones de noviembre en EEUU. Joe Biden se encuentra mal evaluado por sus electores y tiene presiones serias en distintos frentes que van desde la escasez de algunos productos hasta la creciente inflación, la guerra en Ucrania y su política exterior que apenas comienza a vislumbrarse después de muchas terribles decisiones, los pocos acuerdos internos con el Congreso, y desde luego las constantes críticas republicanas sobre la migración.
EEUU tiene una responsabilidad innegable en la crisis de seguridad que vive América Latina: son el principal consumidor de drogas y el gran proveedor de armas que llegan a manos del crimen organizado y los narcotraficantes. EEUU no puede pretender que su aduana no es increíblemente porosa y que existen los canales de distribución de estupefacientes dentro de su territorio, y tampoco pueden cerrar los ojos frente a una industria corruptora que sólo deja sangre y muerte.
México no se queda atrás. Mientras aquí se trate a los migrantes peor que a los criminales se seguirá engordando el negocio de los tratantes y se expondrá a miles de inocentes a ser víctimas del crimen organizado. La infraestructura gubernamental criminaliza y está rebasada, es urgente apoyar a los refugios que generosamente apoyan a quienes arriesgan su vida y huyen de terribles amenazas. Si México sigue definiendo su política migratoria en la Casa Blanca seremos tan culpables como Trump de todas las tragedias que sufren los migrantes dentro de nuestras fronteras.
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Nota del editor: La autora ha sido diputada federal, fue presidenta de la Unión Interparlamentaria.
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.