Sin dudar, toma un rifle de asalto, abre la puerta y comienza la barbarie.
Apenas unos minutos después, el hombre ha matado a una decena de seres humanos. Sin clemencia alguna, grabando todo y transmitiéndolo en una plataforma de redes sociales para videojuegos, como si se tratara de una siniestra fantasía.
Después de su captura, aparecen detalles aún más alarmantes.
Resulta que lo que lo anima a matar es una teoría de la conspiración delirante: el supuesto “gran reemplazo” de los blancos estadounidenses por las minorías, todo supuestamente urdido por una opaca élite.