El entonces candidato, tuvo como una de sus banderas el impulsar la ley de amnistía. El argumento era sólido: excarcelar a aquellas personas presas por abortar, por delinquir bajo coerción del crimen organizado (si no era delito grave), indígenas sin acceso a debida defensa, entre otros conceptos.
La amnistía ya se había usado en otros países, con éxito. Y en México se había usado al menos en cuatro ocasiones, principalmente por motivos políticos. Por eso, ante el profundo entorno de violencia generado desde 2007, y ante el hacinamiento carcelario, parecía una alternativa relevante.
¿Qué pasó? Muy poco, o casi nada. Menos de 50 personas han salido en libertad mediante el uso de la ley de amnistía. Si bien se han dado preliberaciones en otras condiciones, por la ley en sí el número es irrisorio.
Otra propuesta importante de campaña, principalmente abanderada por la exministra Sánchez Cordero, era la legalización y regulación del uso de la mariguana. Fue uno de los temas que más atractivo tuvo en su momento entre expertos en drogas y seguridad.
A cuatro años de que ganó la Presidencia, tres y medio de ser Presidente, la propuesta sigue durmiendo el sueño de los (in)justos. Sánchez Cordero ya fue senadora, después miembro del Gabinete (no recuerdo el cargo), regresó al Senado como su Presidenta, y sigue sin haber legislación.