La manera en la que el presidente ha jugado con su investidura es inaudita. No le ha importado violar cuanta ley y regulación ha podido, nacional e internacional, por perseguir sus intereses electoreros. Como él mismo ha insinuado, la ley le estorba.
No es nueva la cooptación de los poderes legislativo y judicial. Todos los presidentes lo han hecho, aunque el actual se diga distinto. La diferencia principal es la manera tan cínica y burda en que se ha hecho en este caso para buscar imponer su contrarreforma.
Y una diferencia adicional es el nivel de sumisión tan pública que integrantes de ambos poderes han demostrado, particularmente el Coordinador de Morena y el presidente de la Cámara de Diputados, el presidente y un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En el segundo caso, fue más que clara la abyección de los ministros Zaldívar y Gutiérrez Ortiz Mena en la reciente decisión sobre la acción de inconstitucionalidad presentada por los senadores de oposición contra la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica del año pasado.
Zaldívar, quien como presidente debió asegurar que se siguieran de manera correcta los procedimientos y votaciones, olvidó su obligación constitucional y jugó para evitar los ocho votos necesarios para la inconstitucionalidad.
Gutiérrez Ortiz Mena votó en contra por su ambición personal de ser el siguiente presidente de la SCJN, olvidando su origen ‘calderonista’, y confirmando lo que muchos en su momento denunciaron: nunca debió ser nombrado ministro de la Corte si no tenía el perfil.
En el caso de los Diputados Mier y Gutiérrez, su papel ha sido más que lamentable. De manera abierta han propiciado todo tipo de rodeos y violaciones al proceso legislativo para complacer a su jefe, olvidando el principio constitucional de separación de poderes.
Las tretas más evidentes se dieron justamente en las últimas dos semanas. No conforme con tratar de imponer la discusión y votación de la contrarreforma durante la semana santa, de último minuto el lunes pasado impuso que se pospusiera para el día de ayer, sí, domingo.