Se atacan y se pretende destruir a instituciones tan críticas e importantes como el Inai, el INE, la CNDH, la CRE, la Cofece, el Cenace, etcétera. En el fondo, se quiere gobernar sin requisitos o límites. Se expide un acuerdo para facilitar sus caprichos. Las leyes estorban. El sudor es notorio.
A las mujeres, el mayor sector poblacional del país, y quienes son objeto de vejaciones, discriminación, violencia y desprecio, el presidente decide ignorarlas y demeritarlas, no las escucha y les presenta vallas metálicas como señal de intolerancia. No se les ve ni nada. Metal al rojo vivo.
Se utiliza discurso de descalificación, polarización, estigmatización y división, con el propósito de que los distintos grupos poblacionales se dediquen a atacarse entre sí, permitiendo que los que ocupan el gobierno se dediquen a devastar todo impunemente. Divididos y enfrentados no se atienden temas importantes. La fiebre es ya inmanejable.
El sentir de los grupos marginados a lo largo y ancho del país se ignora sistemáticamente. Solamente hay la agenda de acumulación de poder y la suma de facultades metaconstitucionales. Incluso, se arrasa en temas tan sensibles como medio ambiente, educación, vivienda, sustentabilidad, tecnología, etcétera. No hay espacio para respirar.
Mundialmente se tiene una oportunidad histórica para que México se convierta en el destino natural de la reubicación de empresas que deben salir de China y estar cerca de EU. A pesar de los beneficios que dichas inversiones masivas podrían generar, se cierran las puertas. Al verdadero crecimiento económico se decide darle cuello. Se multiplica el malestar.
Mi punto es que estas situaciones no son normales. Nada bueno puede salir de estas acciones y omisiones. Más vale que no nos acostumbremos y que brinquemos del agua hirviendo antes de fallecer. En mi caso, no me parece solamente ver cómo nos extinguimos. ¿Ustedes están dispuestos a morir? No, ¿verdad? Pues entonces, a moverse, participar y exigir.
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Notas del editor:
Juan Francisco Torres Landa es Miembro Directivo de UNE.
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.