Además, propusimos que el gasto presupuestario del Fonden tuviera un seguimiento especial en los informes trimestrales de la Secretaría de Hacienda. Hay que recordar que al segundo trimestre de 2021 no se entregó información completa sobre destino del gasto de los recursos en reconstrucción de desastres naturales. Para el tercer trimestre de este año, se incluyó el sector de infraestructura al que se dirigieron los recursos, pero no se informó sobre las acciones específicas en reconstrucción, como se hacía con anterioridad. Aunque se ‘recuperara’ la transparencia del pasado, aún faltaría un anexo donde se describan las otras acciones de gasto dedicadas a la atención inmediata de desastres naturales, cosa que no existía antes de la desaparición del Fonden ni existe ahora. Sólo nos escuchó la pared.
Finalmente, se ha ignorado el clamor general de municipios, estados y sociedad civil sobre la definición de reglas de operación (ROP) adecuadas para el programa presupuestario del Fonden. El decreto de extinción del Fonden se concretó en noviembre de 2020, pero no fue sino hasta mediados de agosto de 2021 que se publicaron algunos lineamientos del Programa para la Atención de Emergencias por Amenazas Naturales, que no sustituyen a las reglas de operación del Fonden: los lineamientos de operación tienen un menor alcance regulatorio que las ROP, pues carecen de herramientas de transparencia, entre otros aspectos.
La falta de reglas de operación dejará a discreción de la Secretaría de Hacienda, es decir, del presidente, las decisiones sobre quién recibe, qué recibe, cuánto y cuándo lo recibe. Es una puerta abierta para que los recursos sean entregados de manera clientelar (los gobiernos de oposición quedan en desventaja). Y nunca se subrayará lo suficiente: la deficiencia en la atención de desastres naturales puede significar el empobrecimiento permanente de la población ante la pérdida de su patrimonio. Por último, no se descarta que esta vulnerabilidad y falta de certeza pueda perjudicar las decisiones de inversión de la iniciativa privada en una región.
Hasta la fecha el Gobierno ha demostrado una mirada de corto plazo al desestimar los esquemas de prevención contra desastres naturales que el Fonden tenía, y que habían hecho que México sobresaliera a nivel internacional. Lo que había no era perfecto, pero era funcional. La ceguera ha sido perniciosa, pero lo más grave ha sido la sordera ante las diferentes voces que han llamado a garantizar el funcionamiento de un programa fuerte, que sustituya realmente el esquema que se tenía.
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Notas del editor: la autora es coordinadora del programa de Gasto público de México Evalúa.
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autora.