En el sexenio pasado la CFE funcionó como una empresa productiva del Estado y era rentable. En la actual administración la CFE presentó pérdidas de 86 mil millones de pesos solo en el año 2020. Si los costos de producir electricidad aumentan las tarifas también subirán y el gobierno necesitará destinar más subsidios, con la consecuente afectación en las finanzas públicas, restando recurso a la educación, salud y seguridad pública.
Increíblemente la reforma eléctrica propone la desaparición de los órganos reguladores de energía, eliminando por completo el piso parejo. La CFE quiere ser juez y parte, jugador y árbitro a la vez, para poder expulsar a todos los jugadores del otro equipo y meter los goles sin portero; y quiere convencer a la afición que eso mejorará el espectáculo, el desempeño de los futbolistas y la calidad del torneo y la liga.
La realidad es que la ausencia de competencia no hará mejor ni más competitiva a la CFE, ni aumentará su rentabilidad, ni habrá abasto suficiente ni bajarán tarifas. Lo que necesitamos es consolidar piso parejo para incentivar las energías baratas y limpias, asegurando una competencia en igualdad de circunstancias con los privados y con un árbitro justo.
Necesitamos energía suficiente, limpia y a precios competitivos para todos; apostemos por un planeta verde y mejor para nuestros hijos, evitemos el monopolio público contaminante que quiere eliminar a los privados. La competencia mueve al mundo. #OpiniónCoparmex
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Nota del editor: el autor es secretario General Coparmex.
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