La infelicidad salta a la vista. Al salir a la calle podemos encontrar rostros severos o miradas caídas. La agresividad ha aumentado, el prejuicio y la combatividad sobre otros han contaminado el ambiente. Las palabras suelen ser agrias y causan agravios.
Todo esto, aderezado con el duelo y la zozobra que ha provocado la pandemia.
Aunque México ocupa el vigésimo tercer país más feliz del mundo, según el Índice Mundial de Felicidad, elaborado por Naciones Unidas, la conducta sombría de la mayoría de los mexicanos refleja que nuestra condición dista mucho de ser felices, algunos, ya no tienen la intención de buscar esa lejana “felicidad”, que tanto prometió el presidente en campaña.
El valle de sombra
El domingo 10 de octubre se celebró el Día Internacional de la Salud Mental, una fecha significativa para analizar y reflexionar sobre que hacemos todos para participar en el tema de las enfermedades y trastornos en la mente. Según un informe de la Academia Nacional de Medicina de México, actualmente los mexicanos sufren trastornos en aumento significativo en el tema de depresión (36.3%), ansiedad (37.7%) e insomnio (11.1%). Lo interesante es que estamos muy por debajo de otros países, que tienen números mucho más altos en dichos trastornos.
Del estudio que se realizó puede explicarse por tres situaciones:
- La primera y más relevante es la concordancia con las altas puntuaciones de resiliencia que presenta la población mexicana ante situaciones de estrés.
- En segundo lugar, el poco uso de servicios de salud mental ante la presencia de estas patologías. Es decir, se presume que estos pacientes presentaban sintomatología antes de la pandemia y no recibieron atención.
- Por último, que quienes reportaron un padecimiento previo podían estar bajo tratamiento, lo que impidió que la severidad de la sintomatología aumentara.