El gozo de disentir
En México, estamos abriendo la puerta a una etapa promisoria en muchos frentes. Te invito a que dejemos solo por un momento el pesimismo y hagamos un recuento sencillo de sucesos que jamás imaginamos.
Al menos siete mujeres serán gobernadoras al finalizar este año –y algunas de ellas ya suenan en las encuestas para la presidencia del 2024. Claudia Sheinbaum está en la CDMX; Maru Campos, en Chihuahua; Evelyn Salgado, en Guerrero; Indira Vizcaíno, en Colima; Lorena Cuéllar, en Tlaxcala; Layda Sansores, en Campeche, y Marina del Pilar Ávila, en Baja California. Son siete de las 15 que han existido en toda la historia de nuestra joven democracia.
En Estados Unidos (50 entidades) son nueve, por dar un ejemplo.
La democracia se disfruta más cuando encontramos dentro de todas nuestras diferencias, lo que verdaderamente nos une y confronta a combatir en conjunto. Pero existe una línea delgada entre la discusión de las ideas y el odio en el que podemos caer cuando no logramos instaurar nuestra forma de pensar en otros.
Urge en nuestro país elevar la discusión y respetar los procesos interpersonales, aquellos que ocurren en la relación entre dos o más personas, cuando éstos están relacionados de forma individual.
Personas que mantienen esta relación con ideas y posturas únicas, a fin de no caer en procesos grupales que solo nos polarizan, sin llegar a ningún acuerdo.
Porque como alguna vez escuché a un aficionado de la política decir acertadamente: “Mientras las tropas se matan, los generales rivales brindan y festejan”.
Esta frase encuadra perfectamente, cuando durante todo un año, en 2007 las redes se inundaron de memes de aquella ríspida discusión que señalaba al principio del texto.