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#ZonaLibre | El dulce grito de la democracia

El que los presidentes de los países se reúnan no sugiere que tienen que tomarse de la mano y cantar, tampoco se busca que se limen asperezas personales. Cada encuentro ya es fructífero por sí mismo.
mié 22 septiembre 2021 11:59 PM
Nicolás Maduro en la CELAC
El presidente venzolano Nicolás Maduro fue confrontado por otros mandatarios en la CELAC.

“¡¿Por qué no te callas?!”, exclamaba el rey, con una visible desesperación. Todos quedaron absortos. La intacta diplomacia que por años había caracterizado al monarca Juan Carlos de España había quedado a un lado, ante las insistentes interrupciones que hacía el presidente venezolano, Hugo Chávez.

Aquel 10 de noviembre de 2007 quedaría grabado en la memoria colectiva, la caldeada Cumbre Iberoamericana realizada en Santiago de Chile. Aquella conferencia había estado llena de fuertes discusiones, lideradas en su mayoría por Chávez. Durante un par de intervenciones había llamado “fascista” al expresidente español José María Aznar, repetía una y otra vez, que había apoyado el golpe de 2002 que había intentado derrocarlo.

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Había llegado ese momento de la clausura, cuando luego de los trabajos y conclusiones, todo debía ser dulzura, paz y abrazos. Pero no eran los planes del venezolano, quien seguía airado contra la llamada “madre patria”.

El entonces presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero dijo a Chávez que como representantes de gobiernos democráticos había que hablar con respeto de aquellos mandatarios elegidos por el pueblo aunque estén "en las antípodas". Y entonces la bronca comenzó.

Chávez lo interrumpió varias veces: "Dígale eso mismo a él, que me respete". "Un momentín...", refutó Zapatero a su amigo sudamericano. En ese momento el Rey, enojado, miró a Chávez que estaba cinco asientos a su izquierda, y le gritó el famosísimo: "¡¿Por qué no te callas?!" y solamente, se levantó y se fue.

Pero no sería todo. Las discusiones entre los mandatarios se extendió hasta la madrugada.

Al finalizar, la entonces presidenta de Chile y anfitriona de la cumbre, Michelle Bachelet, cerraba con su discurso y sonriendo declaraba estar feliz por el resultado del evento pues “finalmente algo pasaba en las cumbres”. Lo que desataría las risas de los presentes, incluso la del mismo Hugo Chávez.

Aunque este suceso ocurrió hace 24 años (algunos de los que leen esto ni siquiera habían nacido), es en cierta manera parecido al pasado evento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) ocurrido en la Ciudad de México, el pasado 18 de septiembre.

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Encender el debate

El presidente Andrés Manuel López Obrador se mostró “muy positivo” al analizar la cumbre. En su mañanera del pasado lunes 20 de septiembre, el ejecutivo sonreía al recordar los fuertes debates y palabras duras, que sostuvieron los mandatarios.

“El balance sobre la CELAC es muy positivo. Participaron muchos presidentes, ministros, diplomáticos, de América Latina, del Caribe. Hubo un buen encuentro a pesar de las diferencias. Llevaba ya mucho tiempo que no se llevaba a cabo una reunión así porque no había coincidencias, había confrontación, esto se expresó en la reunión de la CELAC, pero es parte de la diversidad y de lo que es la pluralidad democrática. La confrontación política es consustancial a la democracia, no podemos todos pensar de la misma manera, lo importante es que en la diversidad podamos llegar a acuerdos y eso se logró”.

El presidente celebra a lo que en su ideario es la democracia y no está errado en el señalar que la confrontación política funciona como una herramienta para el debate y la proliferación de ideas, que finalmente es la democracia la que nos enriquece como ciudadanos y que estemos apoyando uno u otro bando del tablero doctrinal.

El que los presidentes de los países se reúnan no sugiere que tienen que tomarse de la mano y cantar la canción “imagine” de John Lennon. Tampoco se busca que se limen asperezas personales. El mismo encuentro ya es fructífero por sí mismo. Nos orillan a recordar que nuestros retos y problemas comunes son las cosas que nos unen, para pelear juntos contra ellos. Pues a lo largo de cientos de años, Latinoamérica se ha dividido en peleas estériles entre bandos ideológicos contrarios y el que la CELAC vuelva a emerger debe representar una esperanza para socialistas y capitalistas. Al final de cuentas, la democracia no se expresa con abrazos y caricias. Sino con arrojo, ímpetu y pasión.

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El gozo de disentir

En México, estamos abriendo la puerta a una etapa promisoria en muchos frentes. Te invito a que dejemos solo por un momento el pesimismo y hagamos un recuento sencillo de sucesos que jamás imaginamos.

Al menos siete mujeres serán gobernadoras al finalizar este año –y algunas de ellas ya suenan en las encuestas para la presidencia del 2024. Claudia Sheinbaum está en la CDMX; Maru Campos, en Chihuahua; Evelyn Salgado, en Guerrero; Indira Vizcaíno, en Colima; Lorena Cuéllar, en Tlaxcala; Layda Sansores, en Campeche, y Marina del Pilar Ávila, en Baja California. Son siete de las 15 que han existido en toda la historia de nuestra joven democracia.

En Estados Unidos (50 entidades) son nueve, por dar un ejemplo.

La democracia se disfruta más cuando encontramos dentro de todas nuestras diferencias, lo que verdaderamente nos une y confronta a combatir en conjunto. Pero existe una línea delgada entre la discusión de las ideas y el odio en el que podemos caer cuando no logramos instaurar nuestra forma de pensar en otros.

Urge en nuestro país elevar la discusión y respetar los procesos interpersonales, aquellos que ocurren en la relación entre dos o más personas, cuando éstos están relacionados de forma individual.

Personas que mantienen esta relación con ideas y posturas únicas, a fin de no caer en procesos grupales que solo nos polarizan, sin llegar a ningún acuerdo.

Porque como alguna vez escuché a un aficionado de la política decir acertadamente: “Mientras las tropas se matan, los generales rivales brindan y festejan”.

Esta frase encuadra perfectamente, cuando durante todo un año, en 2007 las redes se inundaron de memes de aquella ríspida discusión que señalaba al principio del texto.

¿Sabes qué sucedió luego de que unos y otros rasgaran sus vestiduras defendiendo a su político favorito?

El Rey Juan Carlos y Hugo Chávez se volvieron a ver durante la visita oficial del venezolano a España, el 28 de Julio del 2008. Se reunieron en el Palacio de Marivent, de Palma de Mallorca, residencia de verano de la Familia Real.

Entonces, limaron asperezas, se tomaron cientos de fotos, se dieron la mano y sonrieron durante todo el encuentro. A tal grado de camaradería legaron que el rey le regaló una playera a Chávez con la frase: "¡¿Por qué no te callas?!".

Encontremos dentro del caos que puede provocar la marea de ideas, lo que solo la política bien encausada logra: Restaurar las relaciones humanas y llevarlas, de los gritos de intolerancia al brindis de la paz.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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