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#ColumnaInvitada | Búsqueda de personas y crisis forense, retos a la seguridad

El secuestro, tortura y desaparición de personas en México no solo proliferan por la inhumanidad criminal, sino por la ineficacia de las instituciones de procuración de justicia locales.
vie 27 agosto 2021 10:30 AM
caso ayotzinapa
El caso Ayotzinapa es una muestra de cómo funciona la desaparición de personas en México.

En México impera la muerte. La violencia que los grupos del crimen organizado ejercen sobre sí mismos y sobre la población ha trasgredido cualquier límite de humanidad. Los delincuentes no temen a la Ley y se han olvidado de Dios.

Al mismo tiempo, la legislación no avanza lo suficientemente rápido para tipificar nuevos delitos, nuevas formas de daño llevadas a cabo por los criminales. El avance es lento para hacer imperar la ley sobre la violencia, y se ralentiza incluso más cuando no se cuenta con el apoyo de la sociedad, la cual se ha vuelto cada vez más insensible ante la tortura y el dolor de las familias que pierden un hijo, que desaparece, que no deja rastro. México no tiene piedad.

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Por ello, el vínculo entre seguridad y justicia nunca ha sido más relevante. Parte del ejercicio de procuración de justicia es el forense: buscar rastro, evidencia, escudriñar huellas de la vida de una persona, perseguir la huella de su último aliento. Ante la ola de feminicidios y ejecuciones iniciados durante gobiernos anteriores por los grupos delincuenciales, y la continuación de la violencia inhumana que perpetran en su voracidad por el lucro del narcotráfico y de las actividades delictivas, ha aumentado el número de asesinatos, de desaparecidos, de fosas comunes.

Frente a ello, se ha integrado, por primera vez a la agenda pública la búsqueda de los desaparecidos. A diferencia de gobiernos anteriores, éste no es insensible. Su esfuerzo no es transitorio ni efímero, puesto que lo ha institucionalizado mediante la conformación de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas –creada bajo el artículo segundo apartado IV de la Ley de Desaparición Forzada– y el rediseño orgánico de la Secretaría de Gobernación, para establecer la subsecretaría de Derechos Humanos, Migración y Población de México, presidida por Lic. Alejandro Encinas Rodríguez.

Asimismo, con la aprobación el 12 de octubre de 2017 de la Ley General de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición cometida por Particulares y del Sistema de Búsqueda de Personas, se ha hecho un trabajo interinstitucional para buscar evidencia que contribuya a la justicia, en vez de construir “verdades históricas”, y de implementar la identificación de cuerpos localizados en fosas en diversas entidades del país. Esto constituye un hecho nunca visto en la historia institucional del país, y que contribuye a que México avance hacia la protección de los derechos humanos. El gobierno se ha planteado como meta localizar restos humanos y otorgar identidad a los desaparecidos.

Los pequeños logros de la Comisión deberán multiplicarse para que el Estado Mexicano cumpla con la garantía de no repetición, una de las garantías individuales que persiguen que la violación de derechos humanos no se vuelva a presentar.

La institucionalidad de la atención de este problema público de alcance nacional debe hacer poco a poco un vínculo más estrecho entre la justicia, la seguridad y la salvaguarda de los DDHH. Uno de estos resultados es que hasta el momento existen 19 comisiones locales de búsqueda a nivel nacional, que continuarán creciendo. Otro éxito fue la emisión el 13 de julio del Informe de Búsqueda, Identificación y Registro de Personas Desaparecidas, presentando un informe histórico del 2006 al 30 de junio de 2020 del Registro Nacional de Fosas Clandestinas y Cuerpos Exhumados. Dicho documento arrojó que desde 2018 al 2020, un total de 27 mil 871 personas se encuentran desaparecidas y no localizadas, localizándose principalmente los estados con mayor reporte desapariciones: Estado de México, Jalisco, Tamaulipas, Sinaloa y Veracruz. Es precisamente en estas entidades donde debe existir mayor sensibilización por parte de las autoridades gubernamentales para coadyuvar en la búsqueda de personas desaparecidas.

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La crisis de seguridad es también una crisis pericial y forense. Los esfuerzos han sido mínimos, y en Ministerios Públicos y Fiscalías estatales no se fortalecen los servicios forenses y periciales como parte fundamental y esencial de investigación y procuración de justicia, y por el contrario, continuamente se les recorta personal y presupuesto. Como consecuencia, han colapsado. De forma agregada, el Índice de Estado de Derecho de World Justice Project calificó en su ejercicio 2019-2020 con 0.22 de una escala del 0 al 1 a la policía y los ministerios públicos por no investigar los delitos de manera eficaz, un factor que aleja a México cada vez más de identificarse como un país con Estado de Derecho, cuya escala global se mantiene en 0.39.

El secuestro, tortura y desaparición de personas en México no solo prolifera por la inhumanidad criminal, sino por la impunidad que gozan los delincuentes ante la ineficacia de las instituciones de procuración de justicia locales.

El Gobierno Federal debe ser un garantista del clamor de justicia social con la creación de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas; mas no debe ser el único actor proactivo, puesto que debe incluirse el esfuerzo de los gobiernos estatales para contribuir a los procesos de justicia y paz, hasta ahora laxos, y faltos de voluntad política.

Queda pendiente abatir la corrupción en las fiscalías estatales que no solo no tienen la capacidad ni la voluntad de atención para atender el fenómeno de desaparecidos, sino que además obstaculizan la búsqueda de restos humanos de los colectivos conformados por madres y familiares de desaparecidos, e incluso llevan procesos judiciales descuidados y tardados, sin el humanismo correspondiente y necesario. Algunas, por ejemplo, “se les olvida” entregar cuerpos, o los entierran en fosas comunes sin buscar a los familiares de los cuerpos identificados.

Algunos estados son omisos en generar políticas públicas para facilitar la búsqueda de desaparecidos. Ejemplo de ello es el Estado de México, segunda entidad federativa a nivel nacional con mayor número de desaparecidos, cuya página web de Consulta de Personas Extraviadas dentro del portal de la Coordinación General de Protección Civil, se encuentra en blanco. La vinculación del gobierno estatal con la sociedad para atención de este fenómeno es exigua vía telefónica e insuficiente de forma digital. Los servidores públicos estatales no están capacitados para atender familiares de víctimas, las cuales pasan viacrucis de espera e incertidumbre, sin saber a dónde acudir ni ser orientados de forma correcta con un protocolo de atención en la presentación de su queja de desaparición.

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Cabe convocar en estas líneas la necesidad de incorporar el interés de resolver la crisis de desaparecidos en el gobierno federal mediante la incorporación de una política pública en la Estrategia Digital Nacional y en el Poder Legislativo, promover iniciativas de creación de un Documento Único de Identificación Nacional de tipo Biométrico, el cual involucre la inteligencia artificial para sumar procesos biométricos en la identificación de los cuerpos y de las personas desaparecidas.

Ante ello, se generará consecuentemente un debate sobre la protección de los datos personales de los mexicanos, pero será necesario ponderar las ventajas que ofrece la era digital para fortalecer el ejercicio de los servicios periciales y forenses, así como para contribuir con evidencias científicas a los procesos de procuración de justicia en la búsqueda de desaparecidos y dejar atrás la impunidad.

Alcanzar la paz es un proceso que involucra el doloroso camino en la búsqueda de justicia. México puede convertirse en un Estado con justicia si demuestra un esfuerzo nacional, que involucre a los tres órdenes de gobierno y el apoyo de la sociedad en la búsqueda de personas desaparecidas y en la identificación de cuerpos.

Seguridad es justicia. Y la justicia de los muertos será la paz de los vivos.

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La autora es especialista en Seguridad.

Consulta su sitio: www.mariadehaas.com

Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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