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#LaEstampa | Contrabando de armas: el 'río de hierro'

Combatir el contrabando de armas a México debe ser prioridad absoluta del gobierno mexicano y de la relación bilateral. Y ahí sí vale la pena romper lanzas.
jue 05 agosto 2021 06:59 AM
Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores (demanda por flujo de armas)
Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, presentó una demanada civil contra las armerías estadounidenses.

Para nadie es un secreto que la relación entre México y Estados Unidos no atraviesa su mejor momento. En Washington, hay agravios y preocupaciones sobre el rumbo de México, desde las reglas comerciales y las condiciones laborales, hasta la crisis de seguridad o la protección a periodistas, la lista es larga. Los interesados en la agenda bilateral solo necesitan dar un repaso a la comparecencia en el Senado de Ken Salazar, candidato de Biden a la embajada estadounidense en México.

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Algunos de los asuntos que preocupan en Washington tienen su origen en la extraña dinámica reciente de confrontación del gobierno mexicano en asuntos que erosionan la relación entre ambos países. El discurso lopezobradorista sobre Cuba es un buen ejemplo, pero hay muchos más. Es una pena, porque hay otros asuntos en los que bien valdría la pena que el gobierno de México se comportara con firmeza.

El control de armas es el ejemplo más claro.

Se ha escrito mucho sobre el “río de hierro” (como le llama Ioan Grillo, periodista especializado en tráfico de armas) que llega desde las armerías estadounidenses hasta los cárteles mexicanos. El asunto es simple: sin esas armas, las organizaciones criminales mexicanas no podrían retar el orden público y la tranquilidad de millones como lo hacen de manera cotidiana.

Combatir el contrabando de armas, sobre todo de armas de asalto, a México debe ser prioridad absoluta del gobierno mexicano y de la relación bilateral. Y ahí sí vale la pena romper lanzas.

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Precisamente por eso, la decisión del gobierno de demandar a los fabricantes de armas en Estados Unidos es tan valiente y sensata. Es improbable que tenga éxito legal, pero eso es lo de menos. Es un gesto simbólico de enorme importancia para conseguir presionar a los legisladores –sobre todo republicanos– que insisten en negarse a aprobar medidas elementales de control de venta y tenencia de armas de fuego.

La demanda pondrá el tema, aunque sea por un tiempo, en el escenario de discusión estadounidense. Provocará respuestas de los fabricantes y de otros actores cruciales en el tema. Eso sí es diplomacia productiva e inteligente. Necesitamos más decisiones así, y menos bravatas estériles.

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Nota del editor:

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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