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#ColumnaInvitada | El país de las masacres

Somos un país sumido en la barbarie, donde los criminales han decidido el rumbo de pueblos y comunidades, donde los criminales deciden qué candidato poner y donde los ciudadanos sufren día con día.
jue 22 julio 2021 12:05 AM
masacre camargo
Masacre en Camarco, Tamaulipas.

El término masacre no está reconocido en el derecho penal mexicano ni en el derecho penal internacional, por tanto, ¿cuántas personas tienen que morir en un hecho violento para poder considerarlo así?

Todo depende del contexto y de la connotación política del país de que se trate, así para obtener una definición objetiva y lo más apegada a la realidad mexicana, podemos tomar como base, la de un país con similitudes a México como lo es Colombia, según el INDEPAZ una masacre es “El homicidio colectivo intencional de tres o más personas, en estado de indefensión, en iguales circunstancias de tiempo, modo y lugar”.

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El presidente López Obrador al referirse al tema de la seguridad, reiteradamente señala que en México ya no hay masacres, que todo cambió, que ya estamos en paz, sin embargo, las cifras lo desmienten.

Desde que inició la administración de AMLO han ocurrido al menos 30 masacres en diferentes partes del país; la mayoría de ellas rebasan por mucho la definición colombiana de masacre, contabilizando 7, 11 o 15 muertos en un solo hecho, pero el evento que llamó la atención internacional y puso en primera plana las masacres en México fue el ocurrido el 20 de junio del 2021 en Reynosa, Tamaulipas, donde criminales integrantes de la delincuencia organizada asesinaron a 15 personas inocentes que no tenían nada que ver con los grupos criminales. La mayoría de las víctimas era gente de extracción humilde que se dirigía a sus centros de trabajo; esta masacre, sin duda, podría catalogarse como un acto de terrorismo, de acuerdo a lo establecido en el artículo 139 del Código Penal Federal señala:

“Comete el delito de terrorismo el que utilizando armas de fuego o por cualquier otro medio violento, intencionalmente realice actos en contra de bienes o servicios, ya sea públicos o privados, o bien, en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella”.

No obstante, la definición, ni la propia Fiscalía General ni el Poder Judicial han coincidido si las masacres ocurridas en la presente administración es terrorismo o son homicidios dolosos colectivos, mas allá de la discusión ideológica, lo cierto es que estamos ante una de las peores crisis de seguridad del México moderno, en cifras absolutas de homicidios dolosos: estamos cerca de los 90 mil muertos, casi el doble y el triple de pasadas administraciones.

Si sigue habiendo este ritmo de masacres en el Gobierno de AMLO –y pareciera que cada nueva que ocurre supera a la anterior, por el número de víctimas y por la extrema violencia usada para su ejecución–, si tuviéramos que enumerar todas las que han ocurrido en el país, necesitaríamos tres hojas para detallarlo.

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Lo que es imperativo es que no olvidemos la que ha dejado el mayor número de víctimas mortales: ocurrió el 27 de agosto del 2019, cuando cuatro sujetos llegaron al Bar “Caballo Blanco”, ubicado en el Puerto de Coatzacoalcos, Veracruz, matando a los guardias de seguridad y abrieron fuego contra los presentes en el lugar, posteriormente rociaron el local con gasolina y le prendieron fuego, trabando las puertas para que nadie pudiera escapar, el saldo fue 29 muertos entre hombres y mujeres, unos eran clientes, otras trabajaban en el lugar e incluso hubo 2 extranjeros muertos, marinos mercantes que un día antes de la tragedia habían atracado en el Puerto provenientes de Estados Unidos y que perdieron la vida en el Bar, solo por querer divertirse una noche antes de zarpar.

Lo evidente salta a la vista: somos un país sumido en la barbarie, donde los criminales han decidido el rumbo de pueblos y comunidades enteras, los criminales deciden qué candidato poner o quitar en las elecciones, un país donde se matan periodistas y activistas sociales, en el que los ciudadanos sufren el crimen día con día y no les queda otro camino que resistir.

¿Podríamos pensar que ya llegamos al punto de inflexión de la violencia con la masacre del “Caballo Blanco”? Posiblemente no. El 4 de julio del presente año, desapareció una familia originaria de Aguascalientes, Andrés y Yaneth eran una joven pareja y tenían un hijo de tres años de nombre Leonel, planeaban un viaje por carretera al Estado de Hidalgo, desgraciadamente no lo consiguieron, el 6 de julio sus cuerpos fueron encontrados en Zacatecas, brutalmente asesinados y descuartizados y nada pasó. El Gobierno federal enmudeció, no hubo escandalo ni indignación social.

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¿Por qué está pasando esto? Porque en México las masacres son tan cotidianas como salir a la escuela o trabajar por las mañanas, como lavar el coche y lo único que los ciudadanos esperan es no contar con la mala suerte de toparse con los criminales y pasar a ser parte del país de las masacres.

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Nota del editor: el autor ha laborado en dependencias de la Administración Pública; Secretaría de la Defensa Nacional, Centro de Investigación y Seguridad Nacional y Policía Federal. Es maestro en Ciencias Penales, profesor universitario, especialista en inteligencia y procesos de seguridad. Licenciado en Derecho, expositor y capacitador de diversos destacados diplomados en Juicios Orales, Mercadotecnia Política, entre otros. Actualmente se desempeña en el sector privado, cómo socio consultor en Consultoría “CMC Análisis e Inteligencia Empresarial”, empresa enfocada en la realización de auditorías y diagnósticos en seguridad, capacitación a cuerpos policiacos, diseño de equipos de seguridad patrimonial, investigaciones, entre otras.

Twiter: @RCelayaG

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Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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