Estefanía Medina, cofundadora de Tojil —una asociación civil dedicada al litigio penal estratégico para reducir la impunidad—, afirma que ha sido una decepción que el caso Odebrecht, que debía ser un "caso insignia" del combate a la corrupción, se haya aplazado ya por un año, cuando un proceso de este calado debió llevarse a juicio en seis meses, y además, no ha dado resultados y existe poca claridad.
"El esclarecimiento de este caso y lo que pasó con Emilio Lozoya son una gran necesidad de justicia e interés colectivo que existe, y ver que el caso, lejos de convertirse en el caso insignia o el caso estrella que deberíamos tener, pareciera que cada vez se va opacando más, sin lugar a dudas deja una profunda decepción en el combate a la corrupción que se está dando por parte de la fiscalía", asegura.
Este debería ser el caso de casos, donde deberíamos estar aplicando toda la técnica, la eficacia y la eficiencia para llevarlo a un juicio transparente, justo, efectivo, y que rinda cuentas a la sociedad".
Estefanía Medina, cofundadora de Tojil
La litigante advierte que desde el principio el caso empezó mal y, en lugar de que llegue a juicio lo antes posible, parece que la autoridad se está brincando los plazos "sin fundamento" y no hay claridad sobre cómo se está usando el criterio de oportunidad.
De acuerdo con el Código Nacional de Procedimientos Penales, la investigación complementaria —en la que está el proceso actualmente— tiene un máximo de seis meses para concluirse, pero apenas esta semana el cierre se volvió a aplazar para agosto.
Por ello, cuando debería estar acabado el juicio —tras la vinculación a proceso, los seis meses para que ambas partes se alleguen de elementos probatorios, la audiencia intermedia, la presentación formal de acusaciones y pruebas, la exposición de argumentos y la resolución del juez sobre si Lozoya es culpable o no—, el proceso sigue atorado y sin claridad.
"La envergadura de este proceso requiere una investigación, acusación y juicio, esos hubieran sido los pasos, pero desafortunadamente este caso se ha visto completamente opacado o distorsionado por toda esa serie de decisiones impulsadas por la fiscalía, de proponer la aplicación de un criterio de oportunidad, pero sin ni siquiera ser claros en si se va a aplicar o no, si se va a ir a un juicio", dice Medina.
Lo más grave es que pase un año en que ni siquiera tengamos un juicio, es lo mínimo que se esperaba en el caso Odebrecht en México".