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#ColumnaInvitada: ¿Qué es qué?, la iniciativa contra “las mentiras de la semana”

"No se debe mentir impunemente", dice López Obrador, pero se debe contar con la metodología adecuada para prevenir, desalentar y castigar a quienes violen esa máxima del periodismo ético.
sáb 10 julio 2021 11:59 PM
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Ana Elizabeth García Vilchis en la entrega de Quién es quién en las mentiras.

Con el objetivo de “dar a conocer las mentiras que se difunden en medios de información convencionales y en las redes”, Andrés Manuel López Obrador lanzó la sección ¿Quién es quién en las mentiras de la semana?, dentro de su conferencia de prensa matutina. Un ejercicio que, según dijo el presidente, busca contribuir a “que prevalezca la verdad” y a “contar con una ciudadanía más consciente”.

En efecto, en el contexto actual, es apremiante el ejercicio ético y equilibrado del periodismo, así como la responsabilidad social de los medios de dar a conocer información veraz que sirva a los intereses del ciudadano y contribuya a la toma toma de decisiones en un Estado democrático.

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Las denominadas fake news, o noticias falsas, y la consecuente desinformación que generan, con el abono de las redes sociales, representan uno de los fenómenos más preocupantes de nuestro tiempo, no sólo en México, sino en el mundo. Tan es así, que ya se han puesto en marcha, a nivel internacional, diversas iniciativas prototípicas de fact-checking o de verificación de información como una medida para contrarrestar el problema. Chequeado , por ejemplo, fue el primer sitio no partidario de América Latina en tener este fin.

En ese sentido, es acertada la propuesta del presidente de detenerse a analizar, verificar y aclarar las noticias falsas o imprecisas de interés general que podrían afectar el derecho fundamental de la libertad de expresión y de acceso a la información. Sin embargo, no queda clara la forma de hacerlo.

El fact-cheking es una metodología estructurada y sistematizada que requiere de una serie de pasos, herramientas y criterios específicos de análisis de información, que va más allá de percepciones, sesgos personales o de grupo y posturas políticas y editoriales de los distintos actores. No es usual, ni deseable, que la lleven a cabo partes interesadas, como son las fuentes de información, partidos políticos, o el propio Ejecutivo. Inclusive, aunque existen ejercicios de verificación ejemplares que emanan de los medios de comunicación, los esfuerzos más representativos de combate a las noticias falsas provienen de organizaciones independientes de la sociedad civil, constituidas para dichos fines y que integran a la mayor diversidad de actores: medios, periodistas, académicos, organismos no gubernamentales y ciudadanos, en el entendido de que solo de esta manera se puede aspirar a evadir posibles conflictos de interés.

Ni el Estado ni la figura del presidente ni Elizabeth García Vilchis, periodista encomendada a este ejercicio, tienen la función de calibrar, a nivel individual o institucional, la información que producen los medios de comunicación y los periodistas, y resulta absurdo pretender hacerlo sobre la que estos mismos generan. No se ha registrado ningún esfuerzo, en un contexto democrático mundial, en el que la propia fuente gubernamental de información se encargue de juzgar la veracidad de las noticias que le atañen, dado que esa es, o debiera ser, la función del periodismo profesional. No se puede ser juez y parte a la vez. Los periodistas, como “cuarto poder”, deben fungir de contrapeso y vigilancia del poder político, y la sociedad en su conjunto, de contrapeso de unos medios de información a los que cada vez tiene mayor acceso. Corresponde también al denominado “quinto poder”, el de los ciudadanos, una mayor responsabilidad en el uso de la información y mayor participación en los procesos de difusión de las noticias de interés general y en el combate a la desinformación.

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Desde luego, no es una tarea sencilla y requiere, entre otras cosas, de voluntades políticas y acciones que promuevan las condiciones adecuadas para que estos ejercicios de observación de medios cuenten con estándares profesionales e independientes. Es ahí donde el gobierno debiera poner énfasis, en el apoyo, procuración y promoción de los distintos esfuerzos de observatorios de medios, defensores de audiencias, proyectos de fact-checking de universidades y organismos no gubernamentales, y propuestas de otras organizaciones plurales.

La sociedad requiere, sí, de entender quién es quién en la vida pública y en la toma de las decisiones que le afectan, pero hay que procurar los instrumentos y los actores adecuados para hacerlo y para no caer, como lo advierte el mismo presidente, en la manipulación; que prevalezca la verdad y no se viole la libertad de expresión.

“No se debe mentir impunemente”, dice López Obrador, y es cierto, pero se debe contar con los recursos y la metodología adecuada para prevenir, desalentar y castigar a quienes violen esa máxima del periodismo ético y responsable, en el que prime el interés general y colectivo.

En suma, clarificar qué es qué, sería más apropiado: qué es y qué no es una noticia falsa; qué ejercicios colegiados de verificación de información y combate a las fake news se pueden implementar; qué hacer y no hacer ante las sospechas de mentiras de los medios; qué es y qué no es el derecho de réplica; qué recursos legales, éticos, profesionales se tienen y qué herramientas, humanas y tecnológicas, sirven para verificar datos y hechos sin sesgos.

No hay que olvidar que las fake news son creadas tanto por individuos, como por grupos, que actúan en su propio interés o en nombre de otros. La difusión de desinformación tiene principalmente objetivos personales, políticos o económicos, de ahí la importancia de que el verificador sea independiente, con base en iniciativas internacionales, herramientas y estudios, así como entrevistas a expertos o experimentados fact-checkers. Además, se debe fomentar la alfabetización mediática; distinguir las noticias falsas de la opinión, así como de otros términos como desinformación deliberada, titulares falsos, publicaciones virales o incluso la sátira.

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Algunas iniciativas a seguir se pueden encontrar en Verificado 2018, en México, y en otros países como la organización británica Full fact, el consocio internacional The Trust Project , la startup española Newtral, o la red internacional de fact-checking International Factchecking Network , por citar algunos.

Es, con base en la colaboración y el respeto mutuo, que medios, periodistas, gobierno y sociedad pueden aspirar en conjunto a alcanzar mayores y mejores índices de libertad de expresión y acceso a la información, como uno de los derechos fundamentales que son eje de la democracia.

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Nota del editor:

La autora es directora de la carrera de Comunicación y Periodismo en el Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe. Síguela en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.

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