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#ColumnaInvitada | Gobierno criminal

El Presidente y su gobierno tienen su realidad; en la cual las prioridades son enfermos que mueran, militares todopoderosos, un pacto con los delincuentes y que se ataque a la disidencia.
mar 06 julio 2021 06:20 AM
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El presidente en una de sus conferencias.

Hechos recientes en el país nos obligan a hacer varias preguntas. Que México no marcha bien es más que obvio. Hemos venido documentando ya durante casi tres años la serie de malas decisiones, caprichos, irracionalidades, y en general como no existen condiciones para asumir que vendrán mejores tiempos para el país. De hecho, es lo contrario, las nubes se ven cada vez más grises y el mal tiempo es manifiesto.

Pero ahora las preguntas no son solamente si las cosas van mal, sino cómo están dándose una serie de decisiones y aspectos que trastocan los límites ya de la legalidad. El examen puntual de lo que sucede en varios rubros es necesario para mejor entender los riesgos que tristemente se materializan y crecen a raudales.

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Salud: En forma inverosímil no solamente se destruyó el sistema federal de apoyo y se dejó sin protección a la población en general, sino que ahora se ataca a los padres de niños con cáncer y se les tacha de golpistas. Imaginen que el Presidente decide cerrar la industria farmacéutica nacional (por capricho) sin una alternativa viable de suministro confiable. El resultado: una escasez crónica y, por lo tanto, muertes brutales por desabasto. ¿Quién puede ser tan irresponsable y desalmado?

Seguridad: La militarización en curso está llegando a niveles extraordinarios. No solamente se nos engañó respecto al regreso a cuarteles de la milicia, sino que se ha hecho exactamente lo contrario, ampliando la presencia de fuerzas armadas ya no solamente en tareas de seguridad pública, sino de construcción, distribución, asignaciones presupuestales, etc. Estamos llegando a un punto de no retorno. ¿Porqué el Presidente les entrega tanto a sabiendas que es factible que no se pueda después regresar dichas tareas al sector civil?

Elecciones: En su decisión de viajar por la búsqueda del poder y conquistar puestos, el Presidente y su partido optaron por pactar con la delincuencia organizada para dominar en lugares donde no se sabía si ganarían. A cambio de ganar en las urnas, fueron capaces de ir con la escoria delincuencial y lograr prevalecer a la mala en las victorias artificiales. Incluso se dijo que la delincuencia organizada se había “portado bien”. Es el colmo de la indecencia, pero implica la enorme confesión de una situación brutal. ¿A quién se le ocurre en su sano juicio decir que aprecia a la delincuencia?

Libertad de Prensa: A pesar de decir una y otra vez que se garantizaría la libre expresión de ideas, es cada vez una situación más preocupante el como se estigmatiza y ataca a quienes osan contradecir, criticar u opinar respecto a lo que hace el gobierno federal actual. Pero no se ha quedado el Presidente ya con la descalificación genérica, ahora inaugura una soberbia campaña de decir quienes son los que mienten según el propio gobierno federal. El ejercicio inútil es particularmente estúpido cuando se sabe que el Presidente se dedica metódicamente a mentir cada mañana. ¿Con qué cara se puede atacar a otros cuando lo dice alguien que es un mentiroso compulsivo?

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Clase Media: Cualquier país en el mundo que se jacte de querer beneficiar a su población en cuanto a calidad de vida y mejora de perspectivas tendría que propiciar el crecimiento de sus clases medias. No es posible concebir un mejoramiento real sin que este sector social se multiplique. Y no obstante esta realidad, el Presidente se lanza en contra de estos grupos a quienes tilda de “aspiracionistas”. El país requiere más y no menos personas que tengan el deseo de superarse. Al Estado le corresponde dar las mejores condiciones de movilidad social. ¿Cómo se le ocurre entonces al Presidente vulnerar dicha evolución social?

Usar Presupuesto: Ante prioridades evidentes para el país en temas que hacen crisis todos los días, el gobierno federal persiste en dilapidar recursos, principalmente en los caprichos del Presidente. Lo increíble es que a pesar de las enormes señales de alarma en los rubros de salud, trabajo, seguridad, violencia, etc. no hay capacidad de reacción. ¿Hasta donde piensan llevar los daños antes de recapacitar?

Así vemos que el Presidente y su gobierno tienen su propia realidad, una en la cual las prioridades son dejar que los enfermos mueran, que los militares se vuelvan todo poderosos, que se consolide su pacto con los delincuentes, que se ataque a la disidencia, que se frustre a los que quieran mejorar, y que se acabe el dinero en sus caprichos. Por esto es que es claro que este gobierno se gana al adjetivo de criminal.

Y es que no exagero que son traidores a la patria y deberán eventualmente pagar por sus fechorías y abusos. No tarda el momento en que la población pierda la paciencia y empecemos a ver una mayor inconformidad y reclamos ante el engaño sistemático. Esperamos solamente que ese cambio inevitable sea sin violencia. Al tiempo.

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Notas del editor:

Juan Francisco Torres Landa es Miembro Directivo de UNE.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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