Estos “programas sociales” para ricos son menos conocidos por dos razones.
Primero, porque estos “programas sociales” han aprendido a camuflarse, a operar de manera muy vedada y a aparentar que son benéficos para la sociedad en su conjunto cuando en realidad, los datos son contundentes en mostrar que, solo benefician al 10% más rico. El camuflaje ha sido tan efectivo, que muchas veces incluso las clases medias se han convencido de que los “programas sociales” para ricos les convienen. Aunque la verdad es que todo apunta a que las clases medias se beneficiarían más con su substitución por otro tipo de programas.
Segundo, los “programas sociales” para ricos se ven menos porque no se otorgan como efectivo ni tampoco se convierten en servicios públicos visibles. Por el contrario, a diferencia del resto de los programas sociales, los “programas sociales” para ricos no requieren la acción del estado sino su inacción.
La principal forma en la que implementan los “programas sociales” para ricos es mediante el otorgamiento de permisos especiales para que no se paguen impuestos por artículos que, en realidad, solo compran los más ricos.
Como ha mostrado el Centro de Análisis e Investigación Fundar, un claro ejemplo de estos “programas sociales” para ricos son las deducciones a la venta de una casa habitación. Actualmente, el gobierno permite que las personas no paguen impuestos por la venta de una vivienda si ésta vale menos de 4.6 millones de pesos (700 UDIS). Este beneficio, aunque pareciera que podría beneficiar a todos, en realidad solo beneficia al 3% más rico porque el 97% de las personas en México tienen casas que valen menos que eso. De hecho, el valor promedio de una casa en México es cercano a los 700 mil pesos y por ello, una excepción a la venta de 1.2 millones de pesos sería más que suficiente para apoyar a la mayoría de los mexicanos.