Lo que nos presentaron ayer es el resultado de la Fase 1, el cual consistió en una serie de “inspecciones visuales de los componentes estructurales para identificar áreas de interés para su posterior análisis” y para obtener muestras del concreto y las varillas para “corroborar el cumplimiento de las condiciones de los materiales establecidos en el diseño”.
Los resultados de esta primera fase nos dan una pequeña luz de las razones que produjeron esta tragedia: fallas en la aplicación de soldaduras, distintos tipos de concretos, daños en trabes metálicas, soldaduras mal hechas, falta de pernos, para acabar pronto, el resultado es que la obra tenía fallas estructurales. Ya con estos incipientes resultados se podrían iniciar investigaciones para determinar las responsabilidades administrativas y penales en contra de los servidores públicos y contratistas encargados de realizar las soldaduras y de poner pernos; así como de aquellos que tenían la obligación de revisar que eso se hiciera correctamente.
Ahora bien, llama la atención que el resultado del diagnóstico de la Fase 1, que repetimos, se realizó a partir de una revisión visual, se concluya que se cuenta con las evaluaciones de condición de ruedas metálicas, y que “los componentes de las vías, rieles, gabinetes y motores de interruptores se observan en condiciones normales, cumpliendo con los protocolos de mantenimiento rutinario”.
¿Cómo es que a partir de una revisión visual y documental se determina esto? ¿Nos están adelantando que las ruedas, las vías, y los convoyes no tuvieron nada que ver con la tragedia del 3 de mayo?
Sería conveniente que ni la empresa DNV, ni la jefa de Gobierno adelanten vísperas al respecto, porque de los resultados de esta primera fase no pueden emitirse conclusiones, pues no existen las investigaciones ni las pruebas para determinar el nivel de impacto que las ruedas, las vías y los convoyes tuvieron en la tragedia.