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#LaEstampa | Verdad y responsabilidades

Habrá que exigir saber a ciencia cierta lo que pasó en la Línea 12. Habrá que empecinarse en llegar, de verdad, a las últimas consecuencias. Y entonces habrá que deslindar responsabilidades.
jue 06 mayo 2021 11:59 AM
Al menos 23 personas murieron y 79 fueron hospitalizadas el lunes por la noche después de que un tren del Metro de la Ciudad de México cayera desde un puente que colapsó, informó esta mañana la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum. No es la única tragedía que ha ocurrido en este tipo de transporte de pasajeros en el mundo . Te contamos algunos de los peores incidentesmetro de la historia.
El accidente del Metro de la Ciudad de México de este lunes se suma a una larga historia de incidentes fatales que ha sufrido este sistema de transporte en varias ciudades del mundo.

Esa terrible “V” color naranja, la imagen del convoy de la Línea 12 del Metro colapsado sobre sí mismo en el asfalto de la capital mexicana, quedará para la historia. Así será, pero no por cuestiones políticas: salvo para los que solo piensan en el poder, el poder no importa en la tragedia.

La imagen será emblemática porque ilustra, como muy pocas en el México moderno, nuestras carencias: los vicios y omisiones de un México que lidia, desde hace demasiado tiempo, con la incapacidad, la ineficiencia y la rapacidad.

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Ya sabremos a ciencia cierta qué fue lo que ocurrió para que venciera el tramo fatal, abriendo un boquete a un abismo que robó la vida a, por ahora, 25 mexicanos y mexicanas. O mejor dicho: habrá que exigir saberlo a ciencia cierta. Habrá que empecinarse en llegar, de verdad, a las últimas consecuencias. Y entonces habrá que deslindar responsabilidades. Una tragedia de este calibre no puede quedar impune.

El proceso deberá proceder sin dilación. Las autoridades deberán estar a la altura de su promesa de transparencia y apego a la ley. El trayecto será largo y doloroso, pero no deberá admitir distracciones como la de las voces que, concentradas en la consecuencia política de la tragedia antes que en la tragedia misma, insisten desde ahora en “no politizar” lo ocurrido, en ya pasar la página y a otra cosa.

No: tras una tragedia como la de Tláhuac, exigir rendición de cuentas es prerrogativa del ciudadano y obligación del gobierno. Cualquier otra cosa, incluida la narrativa del victimismo, la distracción y el complot desde quien tiene el mandato de gobernar, no solo es contraproducente: es una aberración moral.

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Mientras tanto, la imagen nos habla con elocuencia. Desde ahí, también hablan los muertos, las familias rotas, los heridos. Todos reclaman el ejercicio expedito de la justicia. Si las autoridades hacen lo que deben, el convoy retorcido podría ser un parteaguas: la herida desde la que comenzó un acto de justicia. Pero también puede ser la imagen de un México roto y caído, sin manera de ponerse en pie. Y eso, el país no lo merece.

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Nota del editor:

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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