Un primer aspecto a resaltar de la reelección “a la mexicana” es que, a diferencia de muchos países, nuestras reglas impiden que esta ocurra en forma indefinida. De acuerdo con la reforma constitucional de 2014, nuestros legisladores federales (diputados y senadores) pueden reelegirse de manera inmediata hasta por 12 años seguidos.
Otra importante característica de la reelección en México es que los congresistas deben primero obtener el aval de sus partidos para poder competir nuevamente en algún distrito o reaparecer en las listas plurinominales de su circunscripción.
La reelección puede analizarse desde diferentes perspectivas. La más sencilla consiste en considerar la proporción de legisladores reelectos con respecto de los que inicialmente conformaron la Cámara. Esto ha sido especialmente útil en congresos altamente estables donde hay pocas sustituciones. Sin embargo, a lo largo de la legislatura pasada en nuestra Cámara de Diputados tomaron protesta al menos 119 legisladores suplentes, ya fuera para quedarse o para sustituir temporalmente a los propietarios del asiento.
De estos 119 congresistas, 31 expresaron su intención por ser reelectos y finalmente 12 quedaron avalados por sus partidos para competir en 2021. Por lo que usar la tradicional división de reelectos entre el total de legisladores que conforman la Cámara, sería erróneo para el caso de México.