Pero una de las situaciones que más proliferan es el descrédito que están sufriendo las empresas encuestadoras durante este proceso inédito. En esta guerra de sondeos, simplemente, las casas encuestadoras no logran ponerse de acuerdo y, lamentablemente, sus números no nos permiten tener claro quiénes son los candidatos líderes que van a la cabeza en los distintos estados donde cambiarán de gobierno. Tampoco se sabe si Morena mantendrá el dominio de la Cámara de Diputados o le será arrancado por la oposición.
Sin embargo, a pesar de la vacilación que se vive, hay factores que no pueden ser escondidos, en todos los levantamientos de opinión hay un número que impera: el de los indecisos, pues su número es enorme.
Un estimado amigo que nunca ha participado en campañas políticas y su trabajo diario está muy alejado de ese ambiente, me preguntaba en días pasados: “Desde tu punto de vista, ¿tiene esperanza la política mexicana?”.
Al principio pensé que era una pregunta sencilla de responder, pero entre más imágenes corrían por mi cerebro de la actual situación, me di cuenta que esa pregunta tiene que ser pensada, examinada, reflexionada y escudriñada con detenimiento.
Las campañas de este 2021 nos han mostrado que hay un enojo muy evidente en la sociedad. Los ánimos se han crispado durante el encierro anual y las calamidades económicas hacen que muchas personas eviten el tema electoral. Esto no me lo podrá negar ningún candidato que diariamente toque puertas y visite colonias o poblados.