Pero también durante este periodo, a pesar de que muchos no lo reconozcan, se dieron esfuerzos y grupos que desde adentro del propio partido hegemónico fueron buscando la consolidación democrática.
Fue gracias a esas fuerzas externas y a esos grupos internos que arrancó un largo proceso a finales de los años 70 de reformas políticas y electorales de gran calado, que resultaron en el sistema democrático, político y de partidos que vivimos hoy.
En particular, a partir de las fuertes movilizaciones sociales de los años 60 y 70, arrancó este proceso con la gran reforma de 1977, encabezada por Don Jesús Reyes Heroles, que abrió la puerta a la inclusión de las fuerzas minoritarias y al comienzo de la democratización del Poder Legislativo.
A partir de entonces, prácticamente cada sexenio se hicieron reformas profundas. Una de las principales fue la de los años 90, por el Presidente Salinas, que dio lugar a la creación del Instituto Federal Electoral, hoy INE.
Esa gran reforma es comparable con la de 1977. Y es la que realmente sienta las bases para un sistema electoral ciudadanizado, sólido, transparente y ejemplar a nivel internacional. El INE, a pesar de los ataques de la 4T, es el principal garante de nuestras elecciones.
Sin embargo, este largo proceso democratizador, impulsado en muchos casos por el propio partido hegemónico, comenzó a pausarse justo cuando la competencia electoral empezó a rendir frutos en las urnas.