En Ciudad de México, fue claro el retroceso democrático a partir de que el PRD gana en 1997, y que le sigue Morena en el gobierno. Y a nivel federal, es justo el sexenio de la primera alternancia, de Fox, que por primera vez no se avanza en reformas político electorales de consolidación.
Pareciera que, al llegar al poder, esas fuerzas de derecha y de izquierda que tanto lucharon durante décadas por la apertura democrática, olvidaron que la democracia nos correspondía a todos, y más aún llegando al poder.
El PAN fue factor clave en la democratización de México, y una vez en el poder hizo lo contrario replicó lo que tanto criticó. El PRD no aportó mucho, al contrario, mató a la izquierda; pero sus antecesores, los partidos que le cedieron el registro, fueron fundamentales para la democracia.
Pero no solo los partidos dieron la espalda a la democracia. También a partir de la etapa de competencia electoral, los distintos actores de la sociedad olvidaron que nos correspondía a todos lograr la consolidación de nuestro sistema democrático, y sobre todo, mantenerlo.
Parecía que la única lucha que había que dar era ir a votar, y después de eso no hacer nada. No asumir nuestras responsabilidades con la democracia. Parecía que ya porque había salido el PRI todo estaba resuelto. Sin entender que era cuando más se necesitaba una sociedad activa.
Y así, estos 20 años de “democracia” como dicen los menos entendidos, han pausado y, en ocasiones, revertido los logros de más de 25 años de reformas democratizadoras. Aunadas a los excesos y abusos que se han tenido desde el poder a niveles no vistos ni en la hegemonía partidista.