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Ellas, sin embargo, persisten

Los agravios de las mujeres no van a desaparecer por mucho que AMLO se niegue a admitirlos. Lo que está desapareciendo, más bien, es la credibilidad de la “4T” como alternativa al conservadurismo.
mar 09 marzo 2021 11:59 PM
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Las vallas colocadas por el gobierno fueron convertidas en muro de denuncias y muro de homenaje.

El cerco metálico que ayer rodeaba Palacio Nacional no es una expresión de poder, es un símbolo de impotencia. Una señal de que, a pesar de la legitimidad con la que cuenta y de los recursos que tiene a su disposición, el gobierno de López Obrador no sabe, no quiere, no puede o no le interesa escuchar al movimiento de las mujeres.

No importa la gravedad de los motivos por los que reclaman, tampoco el documentado empeoramiento de las violencias en su contra ( https://bit.ly/2OvcRNE ). No le merecen ni un guiño de reconocimiento, ningún mensaje que acuse recibo o comunique buena fe, ninguna voluntad para enterarse, para dialogar, para atenderlas. En el pueblo del que se supone encarnación el lopezobradorismo no hay lugar para las mujeres que protestan.

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Ellas, sin embargo, persisten. Sus agravios no van a desaparecer por mucho que el presidente se niegue a admitirlos. Al contrario, lo que está desapareciendo es la credibilidad de la autodenominada “cuarta transformación” como alternativa al conservadurismo. Cada vez que le recortan presupuesto o eliminan alguna política pública que beneficiaba a las mujeres ( https://bit.ly/38nDXgF ), cada vez que insisten en que hay que poner sus derechos reproductivos a consulta ( https://bit.ly/3kZ5tGh ), cada vez que las desdeñan o las descalifican como meros instrumentos de una campaña de desprestigio ( https://bit.ly/3quKPzd ), se vuelven más evidentes la justicia de la causa y la urgencia de la lucha feminista.

Lo único que López Obrador y sus incondicionales están logrando es dejar cada vez más claro que la agenda de género no avanzará con ellos. Quien quiera impulsarla tendrá que hacerlo a pesar suyo o hasta en su contra. Aquí, además, surge una complicación interesante: el cerco dentro del que han decidido encerrarse no sirve para impedir que ellas entren, pues muchas ya están adentro, tratando de dar la batalla desde las entrañas de su partido. Aunque tal vez sí sirva para evitar que deserten en masa, recordándoles que afuera, en la intemperie del otro lado, no tendrán los privilegios de ser compañeras de viaje y habrán de encajar los rigores de ser consideradas enemigas del presidente.

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La cuestión será, entonces, cómo procesar la existencia de esa oposición interna. Por un lado, porque contra ella el conservadurismo lopezobradorista no puede actualizar las fronteras que ha trazado con respecto a sus opositores externos, distinguiendo entre “los de antes” y “los de ahora” o entre “ellos” y “nosotros”. Las feministas de Morena también son “de ahora” e igual constituyen al “nosotros” que identifica a dicho partido. Y, por el otro lado, porque si ellas se quedan, racionalizando que tal vez pueden conseguir más así que abandonando sus filas, pero no son tomadas en cuenta y carecen de influencia, lo que quedará en entredicho no será su militancia partidista sino su compromiso con el feminismo. Quizás sea un arreglo conveniente para ambas partes, pero no será cómodo para ninguna.

(Llama la atención, y vale la pena dejarlo anotado así sea solo entre paréntesis, lo barato que les ha salido su silencio a muchos hombres con posiciones de relevancia o liderazgo en la órbita del lopezobradorismo. Desde luego, nadie espera que se vuelvan dirigentes del feminismo al interior de Morena ni nada semejante. Pero, caray, ¿de veras no sienten ni tantito deber moral de solidarizarse públicamente con las demandas de sus compañeras de partido? ¿No les parece inaceptable la candidatura de Féliz Salgado Macedonio? ¿No les da vergüenza decirse de izquierda, celebrar la marea verde en Argentina, pero callar ante lo retrógrada que en materia de género ha resultado la coalición de la que forman parte?)

Jubilemos la fantasía de que “la cuarta transformación será feminista o no será”. Advirtamos, mejor, que el movimiento feminista está muy por encima de las miserias del lopezobradorismo.

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Nota del editor:

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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