Según un análisis de la empresa ManpowerGroup, especializada en la contratación de personas, de enero del 2020 a enero del 2021, se redujeron 209,923 puestos formales de mujeres, pasando de 7 millones 822,714 a 7 millones 612,791, de acuerdo con las cifras de mujeres trabajadoras registradas ante el IMSS.
“El empleo femenino es el más golpeado por la pandemia porque sus perfiles y puestos fueron los inmediatamente afectados, sobre todo en industrias como la hotelería, restaurantera o de ventas, donde las mujeres son tradicionalmente la primera línea de contacto directo con los clientes”, detalla Alberto Alesi, director General de en ManpowerGroup en un comunicado de la empresa con respecto a la pérdida de plazas laborales de las mujeres.
Es el caso de María Elena Zaragoza, una mujer contadora de 42 años que trabajaba en una empresa en la Torre Mayor. En 2020, tras dos meses de pandemia, sus jefes la liquidaron porque con su sueldo de coordinadora podían pagar dos o hasta tres empleados de menor rango y "optaron por sacrificarla". Desde entonces se mantiene buscando un nuevo empleo y se dedica al cuidado de sus dos hijos que cursan la primaria en línea.
Y no sólo es el empleo formal, están también las miles de mujeres que laboran en empleos no reconocidos en cifras oficiales, como el de la limpieza de hogares.
Un rubro en el que miles de empleadas tuvieron que dejar sus trabajos porque “sus patrones” no querían que los fueran a contagiar.
Trabajar como sinónimo de contagiar
Hasta antes de la pandemia, Sarahí Martínez, habitante de Valle de Chalco, trabajaba realizando aseo en una casa de la colonia Narvarte. Sus patrones le dijeron que no habría más trabajo hasta que la pandemia acabara, por lo que tuvo que ocuparse de tiempo completo de su hogar. Cuando sus tres hijos y su esposo se contagiaron de COVID-19, tuvo que ser ella la cuidadora, la proveedora de alimentos y la responsable de organizar el hogar. A más de seis meses de haber perdido su empleo y a dos meses de haber perdido a su esposo, quien falleció a causa de coronavirus, Sarahí no sabe cuándo volverá a trabajar.
“Los patrones no quieren que regrese, más porque saben de qué murió mi esposo”, dice la mujer de 45 años, quien ha tenido que pedir prestado para pagar su renta.