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#ColumnaInvitada | A un año del 9M, ¿qué sigue?

La poca empatía del Presidente ante los feminicidios ocurridos ha provocado un despertar de la sociedad. No se vislumbra un rumbo y dirección clara hacía el fortalecimiento del estado de derecho.
mar 09 marzo 2021 06:20 AM
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Las protestas feministas se agudizaron en el último año y a pesar de la pandemia, se realizaron este 8 marzo de 2021.

A un año del 8 de marzo de 2020 y del paro del 9M que convocaron a todas las mujeres como nunca jamás en la historia de este país. ¿Qué ha despertado y unido a las mujeres, madres, abuelas, tías y niñas a decir YA BASTA? El detonador fue la ola de violencia sin precedentes contra la mujer que vive nuestro país, y que aumenta día a día. La impunidad y corrupción creciente hace que todos los feminicidas y violadores estén y se sientan libres. La cantidad de mujeres abusadas, golpeadas y asesinadas por su núcleo familiar y de confianza conmociona a la sociedad.

Los números lo avalan. En los últimos cinco años los feminicidios aumentaron en un 137%. En México, cada día muere una niña menor de edad y 10 mujeres, por el simple hecho de ser mujer. El 99.7% de los casos de violencia sexual contra mujeres mayores de edad no fueron denunciados.

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México despertó ese domingo 8 de marzo, pudimos ver en la marcha a miles de mujeres: niñas, jóvenes, madres, abuelas, tías, todas marchando con una fuerza insólita, gritando y expresando lo necesario que es un cambio! Es imperante que nuestros políticos y el Presidente pongan primordial atención y tomen las medidas necesarias para cambiar el rumbo de su fallida estrategia en defensa y políticas públicas para proteger a la mujer. Este año ni la pandemia pudo frenar los movimientos.

La poca empatía de nuestro Presidente ante los feminicidios ocurridos ha provocado un despertar de la sociedad. No se vislumbra un rumbo y dirección clara hacía el fortalecimiento del estado de derecho.

Coreando a voces, portando letreros y haciendo grafitis pudimos expresar la realidad que vivimos en este país, en este nuestro México:

No quiero ser valiente quiero ser libre. Ni una asesinada más. Hasta que la dignidad se haga costumbre. Merecemos vivir sin miedo. Exigimos igualdad y equidad. Abuela, grito por todo lo que tuviste que callar. Marcho con mis hijas, para no marchar por ellas. Marcho porque estoy viva y no sé hasta cuándo.

Hace un año, las mujeres propusimos y creamos el movimiento del 9M #UndíaSinNosotras, y muchos hombres entendieron la colectividad de este movimiento, porque nos concierne a TODAS y TODOS. Este movimiento contra la violencia de género, contra la falta absoluta de acciones del gobierno, contra la brecha de género y desigualdad en la vida social, laboral y familiar de la mujer, daba la posibilidad de visibilizar la importancia que tenemos en todos los roles que jugamos.

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Aquel 9 de marzo, personalmente aproveché el día para no ir a trabajar, no hacer cualquier otra cosa que no sea reflexionar sobre lo que está pasando pero sobre todo ¿Qué pasará después del 9M? ¿Qué objetivos se habrán logrado? ¿Qué pensaron y sintieron los hombres cuando no estuvimos presentes? ¿Qué es lo que sigue?

Para mí fue claro: necesitamos estrategias a corto, mediano y largo plazo. En primer lugar, crear acciones para detener la violencia de género, para que todas las mujeres sientan la seguridad, que el salir a la calle no sea una amenaza a nuestra propia vida, que ponerte una falda no sea una invitación a que nos violen y que decir lo que queremos no sea la causa para que nos den una paliza. Situación que, lamentablemente, con la pandemia actual se ha incrementado en cuanto a violecia doméstica.

En segundo lugar, realizar las acciones que se requieran para no dejar impunes a los agresores y feminicidas. La justicia inexistente en el país deja impunes a los delincuentes. Es un llamado urgente con clamor de justicia para la autoridad.

En tercer lugar, crear políticas y acciones para lograr cerrar las brechas de género y desigualdades para poder tener una equidad a nivel personal, social y familiar. No solo a través de las políticas podemos cambiar esto, hace falta educación y reflexión para los hombres y mujeres, para eliminar los sesgos inconscientes que traban el desarrollo de la mujer. El hombre tendrá que entender y asumir roles que no ha asumido por generaciones, como nuevas formas de paternidad y masculinidad, para que la mujer pueda asumir otros roles, que le son casi inalcanzables en la actualidad. Requiere sin duda de mucho trabajo, reflexión y humildad de todos los sectores implicados para poder crear una nueva cultura de respeto, tolerancia y apoyo a la mujer.

El hombre y la mujer, por su propia naturaleza, no son iguales, pero eso no significa que no debamos tener los mismos derechos y que no se requiera reducir la brecha de género, manteniendo siempre las diferencias y necesidades propias de cada persona.

Es el momento en que cada persona reflexione desde su realidad a nivel personal, familiar y profesional qué acciones puede acometer para cambiar y apoyar la demanda que pedimos las mujeres y que se ha hecho oír tan fuerte.

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Desde hace 10 años en mi carrera profesional, me dedico por completo al trabajo legal pro bono, así como a las estrategias de responsabilidad social para Hogan Lovells, incluyendo por supuesto el área de Diversidad e Inclusión. Esto me ha permitido aprender y entender el papel de la mujer en sus distintas esferas y tratar de crear acciones que nos apoyen para poder cambiar lo que consideramos es de atención inmediata, así como atender legalmente las necesidades de mujeres vulneradas en sus derechos básicos y de las organizaciones de la sociedad civil que las atienden.

Dentro de los grupos de trabajo pro bono, y primordialmente en los Estándares Pro bono México –movimiento que busca sentar las bases, motivos y consideraciones para el trabajo legal pro bono en el país– las primeras ideas de estas reflexiones han sido diseñar acciones puntuales a corto y mediano plazo, tales como:

1. Crear una guía legal para que las mujeres pueden afrontar la violencia de género.
2. Integrar a un grupo de abogados que asuman la representación y asesoría jurídica gratuita a las mujeres que sufren violencia en materia penal y familiar.
3. Impartir cursos presenciales y online donde se den a conocer los derechos fundamentales de las mujeres.
4. Apoyar en temas legales, en sus distintas vertientes, a las organizaciones de la sociedad civil que atienden a las mujeres vulneradas.

Estas son algunas ideas que surgieron a raíz del 9M, fecha que marcó la necesidad de volver a unirnos como comunidad jurídica, en este tema tan vital y esencial en nuestro país: la defensa de la mujer. Ya lo hicimos una vez con extraordinarios resultados en los sismos de 2017 y estoy convencida que nuestra voluntad y trabajo profesional hará que consigamos estrategias más sólidas para apoyar esta causa.

Sin duda invito a aquellos colectivos que protegen a las mujeres a que nos ayuden a reflexionar sobre la mejor forma de actuar y reaccionar de la comunidad jurídica para afrontar las necesidades que se requieren. Así, sumaremos esfuerzos que nos permitan cumplir objetivos.

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Nota del editor:

La autora es Counsel y Directora de la práctica ProBono de Hogan Lovells.

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