En contraste a los datos duros, la nueva titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Rosa Rodríguez, lee signos alentadores de disminución de homicidio y promete un refuerzo de la estrategia que significa el desplazamiento de fuerzas federales en el territorio.
Lamentablemente, esa acción dista de ser una estrategia, falla en desplazar a Guardia Nacional, Ejército y Marina Armada de México, en los puntos más álgidos de violencia y adolece de elemento clave: en los hechos el control de la Guardia Nacional lo detiene el secretario de la Defensa y no Rodríguez.
Además, la relación entre federación, entidades y municipios se encuentra particularmente fracturada y los recortes presupuestales debilitan todo posible resultado.
Combatir la violencia significa disuadirla, prevenirla, reaccionar prontamente y sancionar el delito, sin este último elemento, la presencia policial y militar es inútil.
Para nadie es una sorpresa los altos niveles de impunidad que tenemos en México, de cada 100 delitos menos de uno se sanciona, incluso en materia de homicidio el nivel de eficacia entre delito-investigación-sanción ronda, según la fuente, entre el 10 y el 50%.