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#ColumnaInvitada | AMLO y la 4T: escupir al cielo

La 4T escogió no utilizar su bono democrático en provecho del país sino de su perversidad, y ello equivale a escupir al cielo, aunque tarde que temprano esos misiles regresan a su lugar de origen.
jue 04 febrero 2021 11:00 AM
Andrés Manuel López Obrador
El presidente López Obrador en uno de sus mensajes informativos.

Estamos viviendo una situación realmente complicada. Eso es bastante obvio para cualquier persona que no esté en una burbuja en que no se aprecie la realidad del país y del mundo. Como es un problema global no hay una sola nación que no haya sufrido las consecuencias del bicho que hoy está en todos los rincones del planeta.

Hace cosa de un año se nos dijo que era posible que llegara un virus Sars-CoV-2 que generaba una enfermedad denominada Covid-19. Al principio se recibió la noticia con incredulidad, pero gradualmente fue claro que nos enfrentábamos a un enemigo real y mortal. Bueno, en todo el mundo, salvo en México en que se dijo una y otra vez que el tema era intrascendente, que no había que observar cuidados extraordinarios, que nos deberíamos abrazar, y que el uso de cubrebocas era una práctica innecesaria.

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Esa postura desde el gobierno federal es el ejemplo más rotundo y visible de como actúa frente a cualquier reto –establece su propia verdad, ignora a los expertos y mejores prácticas, genera una narrativa propia, reitera sus mensajes hasta el cansancio, no modifica su estrategia en ningún caso, y utiliza todos los recursos a su alcance para sostener sus dichos sin importar si los resultados no se presentan o son contraproducentes (una receta de Goebbels y que es propia de las más despiadadas dictaduras en el mundo como los gobiernos fascistas y otros más recientes desde entonces – Cuba, Corea del Norte, Venezuela, etc.).

Es una ruta suicida en cualquier caso porque no es posible modificar la realidad a base de insistencia mediática o de mensajes repetidos desde muchas tribunas y foros. Pero lo es más cuando se trata de temas en los cuales se manejan cuestiones sanitarias, económicas o de seguridad, porque los resultados reales de su implementación o no, se miden directamente en el número de muertos por la pandemia o la inseguridad, o de empresas que fallecen ante el abandono gubernamental. Un cementerio resultado del desprecio brutal desde el poder.

La pregunta es cómo es que la autoridad federal de este gobierno que tomó formalmente las riendas del país a fines de 2018 puede permanecer impávido ante la desolación que se ha generado en el territorio en apenas dos años. Porque la excusa de que los problemas y limitaciones provienen de los efectos de administraciones anteriores ya no resiste un análisis serio. No solamente por el tiempo transcurrido, sino porque lo que hoy vivimos es en absoluta mayoría producto de malas decisiones de este gobierno, incluso desde antes de que formalmente se inauguró en el poder (cancelación del NAIM en Texcoco). El tema es entonces a qué le tira este gobierno ante tan malos resultados en todos los rubros.

Retumba en los oídos la expresión de que la pandemia les vino como anillo al dedo. Semejante disparate y falta de respeto a la vida de tantas personas que han fallecido, deja claro que lo que en la 4T proponen es generar una pauperización sistemática de nuestro país. Es espeluznante esta referencia, pero lamentablemente hace sentido al considerar varios factores.

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No puede pasar de lado el hecho de que en este gobierno han tenido el apoyo y control pleno del Congreso Federal, y una absoluta sumisión del Poder Judicial. Por tal motivo es un hecho que los resultados que se han venido dando y acumulando no se pueden atribuir sino como consecuencia de los desatinos en la toma de decisiones (también los efectos de la pandemia son mucho peores en nuestro país por sus errores y caprichos). Esto quiere decir que si saben que los datos duros los reprueban en todos los rubros y no quieren variar su proceder, es porque realmente quieren dar este destino al país, uno en que la desolación se multiplique, y la pobreza sea prevalente. Esto mientras el inquilino despacha en Palacio solo.

Es un plan macabro de cómo abusar de la confianza de la gente que, ante la desesperación del exceso de la corrupción, apostaron a una fórmula electoral sin fondo real en 2018, y hoy están en su gran mayoría arrepentidos, desconcertados, frustrados y enojados al ver que lo poco o mucho que habían podido tener en ahorros, educación, salud, seguridad, empleo, vivienda y otros se han perdido o diluido significativamente. Por ello el malestar social crece y se siente ampliamente un descontento con lo que pasa en el país. Y no es para menos. Es una debacle visible.

¿Y entonces qué pretenden en la 4T con tanto poder, ausencia de contrapesos y nulos obstáculos en su toma de decisiones? Exactamente lo que tenemos frente a nosotros. Un país al borde del colapso económico, sanitario y de inseguridad. Con una concentración masiva del poder en la sola persona del Presidente, una entrega creciente de áreas estratégicas a las fuerzas armadas, sin apoyo alguno a sectores vulnerables en la economía y la salud, abandonando a su suerte a las mujeres, relegando a los niños con cáncer, y además con un ejército de instructores electorales denominados “Servidores de la Nación”. Esa es la cruda realidad que se ve.

Así se aprecia que ante la enorme oportunidad que tuvieron de propiciar una evolución real de derechos y libertades, un apoyo a la economía, rectores de un progreso material y empresarial básico (algo característico de un verdadero gobierno de izquierda progresista), en su lugar se ha optado exactamente por lo contrario, por devastar todo a su alrededor y sacrificar hasta a los más pobres (de hecho ya generaron 15 millones más de pobres en tan solo dos años).

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Entonces, frente a las opciones a su alcance, la 4T escogió no utilizar su bono democrático en provecho del país sino de su perversidad, y ello equivale a escupir al cielo porque tarde que temprano esos misiles regresan a su lugar de origen. Y como en la física la ley de gravedad es infalible, así estamos viendo cómo todas esas excreciones bucales están finalmente llegando a la boca que las profirió. Y es que la realidad es potente y no se puede olvidar o simular, ni siquiera por merolicos mañaneros o vespertinos. Ambos personajes son delincuenciales.

Esta simulación de gobierno pasó por varias etapas. Primero de júbilo, después deseo de éxito, posteriormente expectativas, progresivamente desencanto, seguido de enorme descrédito, y en forma incremental grandes destrozos y adversidades (la mayoría auto-impuestas). Así se agotó su margen de maniobra. La situación en 2021 y el Covid-19 vino a desenmascarar su ineptitud e indolencia. La fiesta se acabó.

Si no cambian pronto se seguirán acumulando lesiones en México. Lo bueno es que lo que escupieron les caerá a ellos, no a nosotros porque nos estamos moviendo. El impulso final de esa regla física será el 6 de junio en que la sociedad regresará a su casa a tantos malos servidores de color guinda. No podrán seguir haciendo tanto daño. Ni un voto para Morena. @VaPorMéxico @SíPorMéxico

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Notas del editor:

Juan Francisco Torres Landa es Miembro Directivo de UNE.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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