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#ColumnaInvitada | Que las cuentas cuenten en 2021

A la luz de lo que hemos visto en más de dos años de gobierno, la premisa debería ser clara y contundente: ¡ni un voto para Morena para salvar al país del caos!
mié 06 enero 2021 11:00 AM
Los comicios en la capital del país
Que las elecciones del 2021 sirvan para evaluar al actual gobierno, demanda Torres Landa.

¡Feliz Año Nuevo! Iniciamos 2021 y es necesario hacer un balance de cómo van las cosas en el mundo y particularmente en el país. Hace un año no teníamos una idea realista de lo que se vendría encima a partir de un incidente en Wuhan que parecía remoto y ajeno. Y de repente, como fuego en pasto seco, el incendio se propagó con rapidez y virulencia. Todo a su paso cambió.

2020 será escrito en la historia como un año en el que todo se transformó porque el impacto de la pandemia fue brutal y disruptivo. El mundo se detuvo al disminuirse radicalmente viajes, movimientos, eventos de todo tipo, trabajo y convivencia en general. Pero a la vez se impulsaron masivamente nuevas modalidades de comunicación, trabajo e interacción tecnológica. La gran moraleja fue y sigue siendo renovarse o morir, y por supuesto apostar decididamente por la ciencia para superar al virus mortal y nuevos retos sociales, económicos y operativos. El populismo también es mortífero.

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La pandemia está aún lejos de ser superada. Tenemos el aliciente de varias vacunas ya siendo administradas y muchas más en proceso de aprobación acelerada. Pero esta etapa requiere una logística de distribución y aplicación sumamente compleja, altamente tecnificada, y presupuestalmente onerosa. Solamente los países que se apeguen a las mejores prácticas podrán saberse triunfadores en esta carrera para salir de la emergencia sanitaria, muy probablemente generando nuevos estragos por diferencias abismales entre niveles de recuperación dispares. México lamentablemente no figura entre los ganadores.

En el análisis de lo vivido en 2020 y de lo que viene en 2021 es menester hacer una revisión puntual de cómo van las cifras de desempeño en las distintas naciones, tanto para validar si se ha hecho bien el trabajo previo, como para saber si lo que ahora se realizará tendrá mejores resultados. En ese diagnóstico, México sale muy mal librado en prácticamente todos los rubros de desempeño. Los datos duros nos mandan a la cima de mortandad y al sótano de eficiencia. Esto no es sino resultado de no haber querido hacer las cosas con apego a mejores prácticas y, por el contrario, haber sostenido una vía testaruda a pesar de que los números adversos se acumularon día a día en forma exponencial. Una terquedad homicida.

En un balance de lo ocurrido para validar dónde estamos ahora y de qué manera enfrentaremos 2021, la realidad es que el panorama es desolador en nuestro país. Me explico: el gobierno federal no ha atinado absolutamente en nada en cuanto a prevención (no uso de tapabocas obligatorio), contención (renuncia absoluta a realizar pruebas masivas para aislar contagios), protección a personal de salud (logrando el mayor índice de fatalidad mundial en ese sector), organización (destrucción del Seguro Popular y creación sin orden del Insabi), y mitigación económica (sin apoyos al empleo y a sectores productivos). El resultado es de una mortandad sanitaria y económica que nos pone con los peores indicadores en la materia ahora y en los últimos 100 años.

En 2021, la esperanza es justamente aplicar vacunas masivamente y lograr que con orden, disciplina y controles eficientes se tenga un pronóstico fiable del volumen de la población que se pueda confirmar como protegido por la inmunización. Mover vacunas con requerimientos de ultracongelación y aplicación doble para lograr la protección necesaria no se puede realizar en forma improvisada. Y como la ingenuidad y superficialidad es el sello de la 4T no hay forma de sustentar que este proceso se manejará conforme la ciencia lo requiere. Veamos el desastre que ya existe hoy en Argentina para advertir lo que pasa cuando se hacen las cosas al ahí se va (vacunas echadas a perder por calor, y que se administran sin rigor alguno).

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En estos temas no cabe administrar por decreto, con mañaneras, o con meros incondicionales. Incluso, el atribuir que las Fuerzas Armadas podrán realizar estas tareas, simplemente porque son fiables, es seguir estirando la liga de funciones que son ajenas a la disciplina castrense y que van a seguir abonando peligrosamente a la militarización creciente del país.

Sumemos el hecho de que el gobierno ha decidido no permitir que el sector privado despresurice la aplicación de vacunas, y la combinación es nuevamente letal. La intención aparente es que en forma irresponsable el gobierno quiere dar al proceso de vacunación un tinte electoral, por lo que aunque implique sacrificar más vidas innecesariamente, quieren monopolizar el tema para no compartir esa veta de jactancia comicial. Negligencia demencial.

Sumemos que en materia económica el gobierno federal siga apostando a no endeudarse, a abandonar cualquier esfuerzo de rescate económico, y que la inseguridad sigue por los cielos (con incidentes del empoderamiento de la delincuencia organizada es evidente y el fracaso estatal notorio). No hay una luz de mejoría para 2021.

Solamente se aprecia una estrella que puede guiar la real esperanza del país, y eso es el de tener una cada vez más notoria actividad ciudadana que se una para preservar libertades, instituciones y Estado de Derecho. Bien sea para defender a niños con cáncer sin medicinas, a mujeres objeto de violencia sin centros de atención, al impulso para regular drogas, a los estudios que demuestran la inviabilidad de proyectos faraónicos, a demostrar el criminal abandono de empleadores, a evidenciar la destrucción del medio ambiente, y en forma reciente a provocar la unión de tres partidos políticos en torno a la plataforma de Sí Por México.

Es esa fuerza ciudadana la que inspira confianza en que los yerros de una administración irresponsable sí se pueden corregir democráticamente.

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Las cuentas de 2020 y las que se ven venir en 2021 son las que deben contar al momento de tomar decisiones. Los actuales gobernantes fueron contratados por el voto, y de la misma manera se pueden ir. El 6 de junio de 2021 vendrá la oportunidad de definir en más de 21 mil puestos de elección popular quienes continúan y quienes deben marcharse.

A la luz de lo que hemos visto en ya más de dos años de gobierno la premisa debería ser clara y contundente: ¡ni un voto para Morena para salvar al país del caos total! Esa es la misión para este 2021 y así asegurarnos que las cuentas cuenten. No permitamos más engaños, sinrazones, simulaciones y absurdos. Nada de otros datos. Nada de divisiones o polarización. La ciudadanía debe ir unida, marcar el rumbo y evitar que caigamos en un abismo profundo del cual probablemente no nos recuperemos en décadas. No exageramos un ápice. Así están las cosas. 2021 es el año de la ciudadanía.

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Notas del editor: Juan Francisco Torres Landa es Miembro Directivo de UNE.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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