¡Feliz Año Nuevo! Iniciamos 2021 y es necesario hacer un balance de cómo van las cosas en el mundo y particularmente en el país. Hace un año no teníamos una idea realista de lo que se vendría encima a partir de un incidente en Wuhan que parecía remoto y ajeno. Y de repente, como fuego en pasto seco, el incendio se propagó con rapidez y virulencia. Todo a su paso cambió.
2020 será escrito en la historia como un año en el que todo se transformó porque el impacto de la pandemia fue brutal y disruptivo. El mundo se detuvo al disminuirse radicalmente viajes, movimientos, eventos de todo tipo, trabajo y convivencia en general. Pero a la vez se impulsaron masivamente nuevas modalidades de comunicación, trabajo e interacción tecnológica. La gran moraleja fue y sigue siendo renovarse o morir, y por supuesto apostar decididamente por la ciencia para superar al virus mortal y nuevos retos sociales, económicos y operativos. El populismo también es mortífero.