Otra controversial situación fue que el mexicano ofreciera asilo político al fundador de Wikileaks, Julian Assange, quien en su momento se declaró máximo enemigo de las políticas de Barack Obama.
Justo hace unos días se filtraba la más reciente llamada entre AMLO y Biden, donde el mexicano le dejó en claro: “tenemos una muy buena relación con el ahora presidente de su país, el señor Donald Trump".
A esto sumemos la aversión de López Obrador contra la DEA que se convertirá en una piedra en el zapato para entablar nuevas negociaciones de seguridad. Incluso, el fiscal general Alejandro Gertz Manero llamó “locos” las instituciones estadounidenses, amenazándolos de llevarlos a un juicio internacional. Todo esto sucede en pleno ungimiento del nuevo gobierno ¿Para qué? ¿Qué necesidad de comenzar una nueva etapa con tantos enconos?
Un reto muy complicado, pero posible
El hoy pronunciado presidente Joe Biden tendrá que hacer frente a esta extraña dinámica, con los gestos diplomáticos que lo han caracterizado por décadas. Recordemos que es un experto en políticas internacionales, también es un estratega político-electoral y, seguramente, no caerá en provocaciones para beneficiar la imagen de un mandatario.
El momento tenía que llegar y hoy un nuevo gobierno en Estados Unidos le da también una nueva oportunidad de recomponer una relación que parece fracturada de inicio, pero también que puede restaurarse de la mejor manera, para que ambas naciones siendo los vecinos comerciales más importantes del mundo sean generosos, propositivos y a pesar de sus marcadas diferencias, puedan llegar a mejores acuerdos que los que se tuvo con el ahora extinto liderazgo xenófobo y racista que encarnaba la figura de Donald Trump.