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#ZonaLibre | Joe Biden: una compleja oportunidad

La relación con el nuevo gobierno estadounidense arrancó con el pie izquierdo. Para algunos, el presidente mexicano ha querido una provocación para poder convertirse en el “defensor de la patria”.
mié 20 enero 2021 11:59 PM
Joe Biden
La llegada de Biden se presenta en una tensión con México.

Abrazado de la bandera mexicana, con una playera que muestra la caricatura de López Obrador, un inmigrante mexicano le gritaba al presidente en Washington: “¡Es un honor estar con Obrador!”, clamaba desesperado, era un entusiasta seguidor del tabasqueño que se asimilaba a un fanático de algún grupo de rock.

El mariachi resonaba al fondo, tocando El Rey”, aquel éxito del poeta popular José Alfredo Jiménez. Eran decenas de paisanos con pancartas y banderas mexicanas que esperaban ver a López Obrador. “Presidente, presidente”, coreaban al unísono, mostrando su emoción por recibirlo en Estados Unidos.

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Todo esto sucedía el pasado 8 de julio de 2020, cuando AMLO visitaba a su entonces homólogo Donald Trump; una relación amistosa inesperada, que se fortalecía mientras los dos líderes se veían a los ojos y rendían pleitesía, el uno al otro. Todo eran sonrisas y buenas vibras. Sin embargo, las cosas cambiaron.

Han pasado más de seis meses luego de ese día y los escenarios son completamente distintos. No solamente Donald Trump perdió abruptamente en las elecciones del 7 de noviembre, sino que desde entonces la imagen y actitud del norteamericano ha menguado de manera deplorable. Sus seguidores más fieles han caído en la violencia y la sedición, al grado de ser catalogados como “terroristas y supremacistas blancos”.

El rugido de Trump terminó por ser enmudecido por los directivos de las redes sociales más populares quienes decidieron cerrar las cuentas del magnate.

E inexplicablemente, aún en su ocaso, López Obrador apoyó al emproblemado y caótico republicano.

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Ha muerto el rey. Viva el rey

Este 20 de enero del 2021 será recordado por “la restauración del alma” norteamericana. Ese mensaje, que promueven el presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris, busca comenzar por reconciliar a una nación que sufre una polarización política radical. Sobre todo, de aquellos que tienen aún a Trump como líder supremo y le defienden hasta la muerte.

De este lado de la frontera, la toma de protesta de Joe Biden resulta contradictoria. Mientras que una gran parte de los mexicanos tienen esperanza de un nuevo comienzo con el presidente que defiende a los migrantes y el abrir fronteras. Otra parte, entre ellos los seguidores más acérrimos de López Obrador, hubiesen querido que Donald Trump resultara reelecto.

La relación con el nuevo gobierno estadounidense arrancó con el pie izquierdo. Para algunos, pareciera que el presidente mexicano ha querido provocar a Joe Biden para buscar una rivalidad que le ayude a su imagen, pues si el demócrata decide pelear contra el gobierno mexicano, López se convertiría en el “defensor de la patria” y su soberanía. Todo esto, buscando que su partido político gane en las elecciones intermedias que sucederán en Junio próximo y así mantener la mayoría en la Cámara de Diputados.

No es arriesgado creer en esta hipótesis. Sobre todo cuando el presidente se negó a felicitar a Biden y fue uno de los últimos presidentes del mundo en hacerlo.

Incluso, AMLO tampoco esperó a que Biden llegara a la Presidencia y prefirió la solicitud del beneplácito para el nuevo embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma, sin consultar al equipo del nuevo gobierno.

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Otra controversial situación fue que el mexicano ofreciera asilo político al fundador de Wikileaks, Julian Assange, quien en su momento se declaró máximo enemigo de las políticas de Barack Obama.

Justo hace unos días se filtraba la más reciente llamada entre AMLO y Biden, donde el mexicano le dejó en claro: “tenemos una muy buena relación con el ahora presidente de su país, el señor Donald Trump".

A esto sumemos la aversión de López Obrador contra la DEA que se convertirá en una piedra en el zapato para entablar nuevas negociaciones de seguridad. Incluso, el fiscal general Alejandro Gertz Manero llamó “locos” las instituciones estadounidenses, amenazándolos de llevarlos a un juicio internacional. Todo esto sucede en pleno ungimiento del nuevo gobierno ¿Para qué? ¿Qué necesidad de comenzar una nueva etapa con tantos enconos?

Un reto muy complicado, pero posible

El hoy pronunciado presidente Joe Biden tendrá que hacer frente a esta extraña dinámica, con los gestos diplomáticos que lo han caracterizado por décadas. Recordemos que es un experto en políticas internacionales, también es un estratega político-electoral y, seguramente, no caerá en provocaciones para beneficiar la imagen de un mandatario.

El momento tenía que llegar y hoy un nuevo gobierno en Estados Unidos le da también una nueva oportunidad de recomponer una relación que parece fracturada de inicio, pero también que puede restaurarse de la mejor manera, para que ambas naciones siendo los vecinos comerciales más importantes del mundo sean generosos, propositivos y a pesar de sus marcadas diferencias, puedan llegar a mejores acuerdos que los que se tuvo con el ahora extinto liderazgo xenófobo y racista que encarnaba la figura de Donald Trump.

Esto lo sabe el canciller Marcelo Ebrard, quien tendrá que negociar con quienes fueron sus amigos en el Partido Demócrata, mientras él apoyaba la campaña de Hillary Clinton en 2016. Ahora, esos aliados son quienes tienen el poder y habrá que realizar una operación cicatriz inmediata, para olvidar esa terrible decisión de apoyar al fallido ex presidente republicano.

¿Qué tan motivado y decidido se encontrará el gobierno mexicano para negociar y recomponer la relación con Biden y su nuevo gobierno?, ¿se unirá también a la dinámica de erradicar la polarización y recomponer la paz política en nuestro país? Ambas interrogantes deberán ser respondidas lo más pronto posible, si no queremos un distanciamiento, donde los únicos afectados seríamos la inmensa mayoría de mexicanos.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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