Este fenómeno ha sido cada vez más común en nuestra Cámara de Diputados. Empezó con 14 legisladores que cambiaron de partido en la LIX Legislatura (2000-2003) hasta llegar a la estratosférica cifra de 55 chapulines en la LXIII (2015-2018). Sin comentar que en la actual legislatura ya llevamos 45 insectos saltarines, incluyendo el caso de un diputado que desde que recibió su constancia ha militado en 4 partidos diferentes (2 veces en uno mismo) además de declararse independiente en algún momento de su travesía por las aguas partidistas de la asamblea.
Un rasgo característico de nuestros chapulines es su creatividad para explicar las causas de su promiscuidad. El 90% de las declaraciones de los diputados que han cambiado de partido refieren a “diferencias ideológicas” o “desacuerdos con el rumbo” que ha tomado el partido que dejan. Sin embargo, es por demás conocido que la principal causa del transfuguismo es lo que podríamos llamar “berrinches de continuidad”. Cuando los líderes partidarios le niegan a un político alguna candidatura o cargo que éste esperaba (o creía tener los méritos para obtener) la reacción más común es que el personaje sea afilie a otro partido que sí esté dispuesto a ofrecerle el futuro que tanto ansía. No es coincidencia que las plagas de chapulines se den cuando hay procesos electorales en los estados o hacia el final de las legislaturas, que es precisamente cuando los políticos están al acecho de su siguiente trabajo con cargo al erario.
Otra causa del chapulineo en México es el “intercambio amistoso”. Este se ha dado cuando un partido le “presta” algunos diputados a alguna fuerza aliada para que pueda conformar una mayoría u ocupar algún espacio de gobierno en el congreso. Un caso reciente fue el traspaso de varios diputados de Morena y el PES al PT para que este último partido pusiera ocupar presidencia de la Mesa Directiva.
Naturalmente, legislar para limitar el chapulineo no ha sido una prioridad entre los diputados. Entre 1 de septiembre de 1997 y el viernes pasado se habían presentado un total de 20 proyectos de reforma para regular el transfuguismo partidista, que representan el .075% del total de iniciativas promovidas en la Cámara. Sobra comentar que ninguno de ellos ha prosperado.