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#ColumnaInvitada | Lo que unió Odebrecht que no lo separe la ideología

Carentes de propuestas y agendas, todos los partidos opositores confluyeron mediante una sencilla operación matemática: repartirse los distritos electorales como si de un botín de guerra se tratara.
jue 24 diciembre 2020 09:00 AM
alianza opositora
La alianza opositora.

El pasado 22 de diciembre las dirigencias del PRI, del PAN y del PRD formalizaron la alianza opositora con la que pretenden, afirman, quitarle la mayoría en la Cámara de Diputados al movimiento de la Cuarta Transformación, a pesar de que las encuestas arrojan peores resultados para la oposición juntos y revueltos, que por separado.

Nuevamente, carentes de propuestas y agendas, todos los partidos opositores confluyeron mediante una sencilla operación matemática: repartirse los distritos electorales como si de un botín de guerra se tratara para intentar sobrevivir en un momento crítico en el que bajaron sus prerrogativas y desaparecieron sus moches.

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Y a falta de propuestas, al menos, tienen patrones, porque el evento estuvo claramente predominado por la presencia totalizante de Claudio X. Gonzalez, Gustavo de Hoyos y otros miembros reseñables de las viejas élites empresariales que impusieron sus agendas ante el vacío ideológico de estos partidos.

Esto generó, como siempre, muchas dudas y pocas respuestas: ¿cuál es el programa político de esta unión?, ¿qué busca realmente la alianza opositora?

Solo hay una respuesta posible: presupuesto, en los tres órdenes de gobierno, para poder financiar sus campañas electorales, para poder mantener sus privilegios económicos a costa del sector público. No es nada nuevo, la mayoría de sus liderazgos, incluso los más jóvenes, llevan años viviendo de esto.

¿Qué profesión se le conoce a Jesús Zambrano? ¿A Marko Cortés? ¿A Alito Moreno? La profesión de obtener presupuesto que les permita mantenerse activos en política. Únicamente. Y en algunos casos, legal o ilegalmente, eso nunca fue problema para ellos.

No es nada nuevo que son grandes amigos desde el Pacto por México, pero ahora sí que salieron del clóset, oficializando el amasiato político con el que desean recuperar urgentemente un pedacito de poder y presupuesto. Lo que unió Odebrecht que no lo separe la ideología.

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Y ante este escenario, la Cuarta Transformación tiene una oportunidad perfecta de enraizar la honestidad pública y la austeridad republicana en todos los rincones de la patria, en 15 gobiernos estatales y en miles de gobiernos municipales. No nos sirve cualquier victoria: tenemos que ganar para gestionar y resolver los grandes problemas de la Patria, como la corrupción, la impunidad o la desigualdad, enquistados durante décadas en el ADN prianista de la política.

Si el Movimiento de Regeneración Nacional tiene altura de miras y prioriza los méritos y virtudes de sus candidatos, garantizarán la continuidad del proyecto transformador durante varios sexenios.

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Nota del editor: el autor fue subsecretario de Gobernación y actualmente es maestro en Derecho constitucional, administrativo y penal. Profesor en la UNAM y el Inacipe.

Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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